El nuevo Opel Grandland X 2018 gana en atractivo con una ampliación de su catálogo de motores. Recibe dos nuevas opciones entre las que elegir, ambas diésel y las dos sobradas de potencia. La primera de 1,5 litros y 130CV mientras que la segunda es una potente de 2,0 litros turboalimentado y 180 CV.
De esta manera, a partir de este momento, la oferta del SUV de mayor tamaño de la marca germana queda conformada con una única opción para quien busque motores gasolina, 1,2 Turbo de 130 CV y cambio manual, mientras que los nuevos propulsores diésel se unen al ya ‘veterano’ 1,6 CDTi de 120 CV que se puede encontrar junto a una caja de cambios manual o automática, aunque es previsible que sea sustituido por el nuevo 1.5 de 130 CV.
Mecánicas de altura
El primero de los nuevos motores irá junto a una caja de cambios manual de seis relaciones, y estará disponible para todos los niveles de acabado. Homologa una velocidad máxima de 195 km/h, un consumo de solo 4,2 l/100 km y una emisiones de 109 g/km de CO2. Su precio parte de 28.000 euros en el acabado Selective.
Por su parte, el más potente 2.0 de 180 CV siempre irá junto a una caja automática de 8 velocidades que le servirá para llevar el velocímetro hasta los 214 km/h, lo cual no está nada mal para un todocamino de tamaño medio, con una aceleración en el 0 a 100 km/h de solo 9,1 segundos. Y pese a estas prestaciones su consumo también resulta realmente bajo pues indica solo 4,9 l/100 km y unas emisiones de 127 g/km de CO2. Estará a la venta desde 39.800 euros.
Llamará la atención al lector que ninguno de los dos motores muestra la tecnología que incorpora. Y es que aunque son diésel, no son de la generación CDTi de Opel sino que tienen su origen en los BlueHDi del Grupo PSA, y cuando estas mecánicas se incorporan a los coches alemanes pierden su denominación.