Que Madrid quiere reducir la afluencia de vehículos en el interior de la capital no es ninguna novedad. Ni que está poniendo todas las trabajas que puede para su acceso, tampoco. Y una de las acciones más polémicas llevadas a cabo en los últimos meses es la variación de la A5 en su entrada a Madrid que en las próximas semanas pasará a considerarse una extensión del Paseo de Extremadura.
Y, si todo esto no fuera suficiente, ha instalado un radar de tramo en una zona que ahora está limitada a 70 km/h pero que pronto se reducirá a 50 km/h. Por el momento no está operativo, comenzará a actuar a finales de febrero. Y tendrá una primera fase de envío de cartas para avisar de la presencia de este radar. Estas advertencias durarán dos meses.
Transcurrido este tiempo, comenzará a multar. Y, se espera que sus resultados sean superiores a los que dio el primer radar de tramo que llegó a Madrid, situado en la Avda de Córdoba. Aquél ya cazó a 21 conductores de media en sus primeros meses de funcionamiento.
Los vecinos de la zona llevan semanas protestando por estas obras. Lo mismo que los alcaldes de las ciudades del sur de Madrid con población que viaja a la capital todos los días para trabajar. Especialmente los de Móstoles, Alcorcón y Arroyomolinos. Se trata de una de las principales arterias acceso a Madrid por la que circulan todos los días unos 125.000 vehículos. Ahora contará con menos carriles y mantendrá el carril de Bus-VAO lo que hace presuponer que aumentarán los atascos y las retenciones en la zona.
Este tramo estará situado entre los actuales puntos kilométricos 4 y 5,750, entre las salidas de Batán y la de Boadilla. Y el funcionamiento de este radar de tramo de Madrid será independiente del radar fijo que ya existe en la salida del túnel que es de 70 km/h.