La Unión Europea quiere evitar ataques de piratas informáticos a los coches promoviendo un certificado de ciberseguridad.
La Unión Europea ha promovido una nueva normativa que afecta a los vehículos. En esta ocasión no tiene que ver con las emisiones, consumos o velocidad, sino con la seguridad del vehículo. La seguridad ante el posible ataque de piratas informáticos. Ante la cantidad de tecnología y sistemas electrónicos que acumulan nuestros coches, y con muchos ejemplos en la mano en los que han demostrado su vulnerabilidad, desde la Unión Europea se está trabajando para crear un nuevo Reglamento Europeo de Seguridad de los Vehículos que les obligará a contar con un certificado de ciberseguridad.
La normativa entrará en vigor en enero del próximo año de manera que todos los vehículos nuevos vendidos en nuestros concesionarios a partir de julio de 2022 deberían ser imposibles de atacar por piratas informáticos y tendrán que ser inmunes ante intentos de control del vehículo desde el exterior sin una autorización previa.
Esta tecnología será de obligado cumplimiento para todos los coches, no solo para los autónomos.
Electrónica por doquier
Poco o nada tiene que ver un coche de hoy con uno de hace 30 años. Si ante una avería, el mecánico de antes sabía qué le pasaba al vehículo con el sonido del motor o realizando unos pocos kilómetros, hoy necesita conectar una máquina de diagnosis para que la centralita del automóvil le informe de cuál es el problema, dónde está y cómo lo puede solucionar.
Y, una vez arreglado, el mecánico tendrá que informarle de que ya lo ha reparado para que el coche asuma que ya está todo en orden.
La electrónica ha impregnado nuestros vehículos a todos los niveles hasta el punto de que muchos de los sistemas de seguridad dependen de ellos. Y no nos referimos solo al mando a distancia para desbloquear las puertas (las llaves que abren el coche con un botón y que pueden ser hackeadas con un lector de códigos) sino a sistemas como el ABS, el acelerador, el freno, el control de crucero inteligente, el sistema de mantenimiento de carril… todas estas, tecnologías que de ser alteradas pondrían en peligro la vida de los ocupantes de la vía, nuestro coches y los demás.
Ahora, con el aumento de la conectividad y la automatización de algunos sistemas, el peligro aumenta pues el factor humano pierde importancia en la conducción tomando el coche el control de muchas situaciones, especialmente las relativas al peligro de que se produzca un accidente.
Por ello, los fabricantes deben trabajar para que sea imposible modificar el software de estos sistemas desde el exterior sin el permiso de la marca o el conductor o que vayan en contra de la homologación del modelo.
Información también para la posventa
Esta nueva normativa no debe afectar a los requisitos técnicos que ya comprometen a los fabricantes en otros ámbitos como los consumos o emisiones. O como el facilitar la información sobre el funcionamiento de estas tecnologías a la industria de la posventa para que sigan fabricando recambios y accesorios como hasta ahora, y a los talleres independientes para sigan reparando estos vehículos del mismo modo que lo hacen ahora, en igualdad de condiciones y oportunidades que un taller oficial.