La Unión Europea obligará a los coches fabricados a partir del 1 de enero de 2021 a llevar cajas negras.
George Orwell ya habló del Gran Hermano en su libro 1984 donde aventuró que en el futuro viviríamos en una sociedad con un ojo que todo lo ve. Lejos de parecerse al conocido reality show de televisión, esto es lo que ha hecho la Unión Europea mediante una nueva normativa que obliga a que todos los coches que se fabriquen a partir del 1 de enero de 2021 deberán llevar una caja negra similar a la que ya portan los aviones para registrar algunos de sus parámetros.
Esto era algo que ya se había anunciado hacía tiempo pero no ha sido hasta ahora cuando se ha confirmado la obligatoriedad de su incorporación. A partir de este momento tendrán que ser las marcas las que dictaminen si les da tiempo a implementarlo en los vehículos que fabriquen.
Una normativa, dos fechas claves
La normativa anunciada cuenta con dos fechas clave. La primera es el 1 de enero de 2021 momento en el que los coches deben llevar una caja negra que registre el consumo del vehículo, tanto si es de carburante como si es eléctrico o utiliza otro medio para suministrar su motor. Además, también se registrarán los datos del caudal de combustible, el volumen gastado según el recorrido, la velocidad o el régimen de motor empleado en todo momento, todo estos datos están encaminados a conocer si se ha modificado el motor tras su homologación y salida del concesionario.
Esta caja negra se llamará OBFMC y tendrá un margen de error en el cálculo del 5 %. Registrará todos los datos desde su fabricación hasta su achatarramiento.
La segunda fecha importante será el 1 de enero de 2022 momento en el que llegará una segunda caja negra, llamada EDR, que se situará bajo el asiento del piloto y que registrará todos los datos del viaje con el objetivo de conocer los motivos que causaron un accidente. Grabará de forma permanente pero solo mantendrá en la memoria los datos desde 30 segundos antes siniestro hasta los 5 segundos posteriores.
Así registrará la velocidad, la frenada, los movimientos de la dirección y el funcionamiento de los sistemas de seguridad y de asistencia a la conducción. Esta información será de gran valor para los agentes de Tráfico para dictaminar las causas de un accidente.
La duda está en saber si estos datos llegarán a las aseguradoras para, no solo dirimir la responsabilidad en un siniestro y establecer la cuantía de las indemnizaciones sino, también, para realizar pólizas personalizadas según el tipo de conducción o penalizar por comportamientos inadecuados al volante.
