Nuestro protagonista, el Mercedes-Benz W123, ha sido una de las berlinas más revolucionarias de la historia del automóvil. Un coche que reinventó el concepto del lujo de tamaño medio. Vamos a ver cómo están hoy en día para comprarlos. Por José Armando Gómez.
1 de 10 – Revolución en Mercedes
Mucho ruido hizo la marca alemana hace unos años con el eslogan “Algo está pasando en Mercedes”. Cinco palabras detrás de las que se escondía una compleja y ambiciosa operación de relanzamiento del fabricante. Porque, aunque quizá cueste percibirlo por su poderosísima imagen de marca, Mercedes llevaba años sufriendo una importante sangría de cuota de mercado, provocada por la imparable evolución de sus dos principales rivales y vecinos: Audi y BMW. ¿Se habían dormido en Stuttgart en los laureles de su propia historia y éxito? En parte, sí. Porque si los bávaros presumen de su deportividad y los de Ingolstadt de su ‘vanguardia técnica’, ese algo que siempre ha colocado a Mercedes por encima de los dos había empezado a dejar de ser un argumento de compra suficiente.
Mercedes quería llegar a más público y que sus modelos dejaran de estar encasillados como coches para ‘maduritos interesantes’ que hace tiempo que peinan canas. Los inventores del automóvil buscaban que sus estrellas también sean codiciadas por el cliente joven (sus anuncios de televisión se han llenado de treintañeros) y, para ello, llevaban a cabo un profundo proceso de renovación de su gama con más tecnología, la calidad de siempre y, sobre todo, un diseño menos clásico y con más pegada.
2 de 10 – Un coche revolucionario
Pero hace casi 40 años, estos alemanes ya provocaron una gran ‘revuelta de tuerca’ con el lanzamiento del coche que nos ocupa en esta ocasión. El exquisito diseño de Bruno Sacco para el Mercedes-Benz W123 fue presentado, con toda la opulencia propia de la zona, en la Riviera Francesa, concretamente en Bandol. Aquel 2 de enero de 1976 nacía un automóvil llamado a cambiar de forma drástica el concepto de las berlinas de lujo medias que se habían fabricado hasta entonces. Pero no solo eso, sino que la onda expansiva que provocó, terminó, como en otras tantas ocasiones cuando se habla de Mercedes, por infectar al resto de la industrial mundial automotriz. Ahora con menos retórica: si tu coche, y el de todos los que circulamos cada día, lleva actualmente un sistema que evita que las ruedas se bloqueen en las frenadas bruscas, es porque el W123 fue el primero en ponerlo a la venta. Sí, estamos ante el primer automóvil que montó el ABS como un sistema de serie. Aunque hay más, mucho más.
3 de 10 – Las novedades del Mercedes-Benz W123
Vamos a enumerar brevemente algunas de las grandes novedades que se estrenaron dentro de este automóvil: carrocería reforzada con zonas de deformación programada, tanque de combustible integrado en el bastidor para protegerlo en caso de accidente, columna de dirección deformable en colisión frontal, parabrisas con dos capas de seguridad, frenos de disco en las cuatro ruedas (aunque la marca ya los montaba desde 1965), faros delanteros ajustables desde el interior y faro antiniebla trasero integrado en los pilotos, espejo eléctrico en el lado derecho, cierre centralizado para las cuatro puertas, capó y tapa del depósito de combustible. Y todo esto puesto en la calle en 1976.
Cuatro años más tarde llegarían nuevas mejoras, como el citado ABS o el airbag para conductor, innovaciones que se estrenaron conjuntamente en el superior Clase S. Pues aún no hemos terminado. Porque si los avances en materia de seguridad eran más que contundentes, algunas de las opciones de equipamiento que se podían elegir aún no están disponibles para muchos automóviles actuales: control de crucero (Tempomat), aire acondicionado con función de climatizador bizona para conductor y pasajero, techo corredizo, elevalunas eléctricos, etcétera. Desde luego, Mercedes dio un imponente golpe de efecto con el lanzamiento del W123 que, inmediatamente, dejó a su antecesor el W114/115 como un automóvil casi ‘prehistórico’ (presentado en 1967) y eso que convivieron en el mercado durante un año.
4 de 10 – El diésel se viste de Prada
No contentos con todo ello y siguiendo esa línea de transformación de las berlinas de lujo de tamaño medio de la que estamos hablando, en Mercedes también pensaron en ofrecer algo más, algo que realmente marcara la diferencia con la competencia y, para ello, se saltaron una de esas reglas que, hasta hace no mucho tiempo, parecían inquebrantables: incluyeron en su gama motores diésel y turbodiésel.
Algo que hoy en día nos parece tan común, hace 40 años era casi una blasfemia: un automóvil de lujo con un motor de gasóleo. Pues el W123 fue uno de los culpables de que la clientela más pudiente empezase a creer que el ‘burdo’ gasoil no sólo era alimento para camiones y tractores, sino que también podía ofrecer grandes ventajas en sus distinguidos garajes. De hecho, llegaron a lanzar una versión turboalimentada con unos muy dignos 125 CV (el 300TD) capaz de plantar cara en prestaciones a algunos de los motorizados con propulsores de gasolina. Lo dicho, el Mercedes-Benz fue una verdadera revolución en su época.
5 de 10 – Trajes a medida ‘made in Stuttgart’
Otro de los puntos importantes del modelo fue la estructuración de la gama. Además de, como hemos comentado, una nutrida variedad de motores de 4, 5 y 6 cilindros, con el añadido de las variantes de gasóleo (puedes verlos con más detalle en la tabla adjunta en este mismo artículo), en Mercedes pensaron que el W123 era una plataforma excelente para ofrecer distintos tipos de automóvil. Con ello no sólo se dirigían al público más tradicional de las berlinas de tamaño medio, sino que ponían en el mercado otras dos carrocerías que podrían dar mucho juego. Por un lado, apareció el familiar. Con cotas idénticas a las del sedán pero con un maletero rematado con portón y 879 litros de capacidad de carga. ¿Quién dijo que las economías familiares más solventes no necesitaban espacio? Pues en Mercedes también pensaron en ellos y, por qué no decirlo, en otros usos más versátiles para su modelo, porque a los lectores con buena memoria seguro que les suena ver a estos ‘estate’ en más de una carrera ciclista como coche de apoyo, o incluso como ambulancias también tuvieron su éxito. Y, en segundo lugar, el otro extremo de la practicidad, un elegante coupé de dos puertas, ocho centímetros más corto y bajo y con una batalla solo 15 milímetros menor, para asegurar que el espacio interior disponible para los pasajeros siguiera siendo razonable. Por último, aunque en este caso se trata de modelos fuera de serie, algunos prestigiosos carroceros como Bähr o Crayford también firmaron versiones de carrocería descapotable. Lógicamente, tan exóticos y exclusivos como caros, independientemente del paso del tiempo.
6 de 10 – Un popular de alta alcurnia
Terminadas las presentaciones, queda claro que no estamos ante un clásico popular cualquiera, sino un modelo que cayó en el mercado como una auténtica bomba y que, precisamente, por enorme éxito, el paso del tiempo ha hecho que asociemos su imagen a la de un coche cercano. Y no es de extrañar que nos resulte familiar a la vista. A lo largo de los nueve años que duró su producción (1976-1985) se produjeron casi 2,7 millones de unidades en todo el mundo, siendo la carrocería de cuatro puertas la más numerosa (2,4 millones aproximadamente) seguido del familiar y, por último, el coupé. Como decimos, el éxito del modelo fue aplastante y su imagen inconfundible dentro de la historia del automóvil. Muchos fueron los dirigentes que lo tuvieron como coche de estado y, en su uso ‘civil’, se convirtió en una de las berlinas de representación por excelencia.
7 de 10 – Llega su jubilación
Pero los años no pasan en balde y hace décadas que se ganó una merecida jubilación provocada por la aparición unos cuantos sucesores. Sin embargo, la inmensa oferta disponible, una fiabilidad mecánica insuperable y la inevitable y brusca caída de los precios que sufren todos los automóviles de segmentos superiores le convirtieron en el coche estrella de determinados países, concretamente, en el continente africano. Es como si el propio W123 hubiese decidido disfrutar de su jubilación con vistas al Sahara. Marruecos, Argelia y otros tantos países de la zona se convirtieron en hambrientos importadores del modelo, sus calles y carreteras se empezaron a poblar de Mercedes como si la renta media del país mirase sin envidia a la de la vieja Europa.
Hoy en día, muchos, muchísimos, siguen circulando noblemente con cientos de miles de kilómetros a sus espaldas y, si hay que coger un taxi en Casablanca, raro será que no te recoja un lugareño al volante de un W123, posiblemente, ocupado por otros tantos pasajeros con los que vas a compartir la ruta (algo muy habitual en aquellas tierras). Por ampliar este comentario anecdótico, decir que, por ejemplo, en Marruecos, abundan los manitas capaces de arreglar las pocas averías que puede tener nuestro protagonista, casi siempre por mero desgaste, con un par de alicates y dos ‘hierros’ en plena calle.
8 de 10 – Una estrella incombustible
Enlazando con esto de la fiabilidad, posiblemente estemos ante uno de los populares más robustos que se hayan fabricado. No hay registro alguno de averías frecuentes (e importantes) que hayan sufrido los W123 a lo largo de las cuatro décadas que llevan rodando por el mundo. Dicho esto, en la búsqueda del nuestro habrá que tener más en cuenta los típicos detalles de revisión que poner la lupa en algún punto concreto que nos pueda dar un disgusto. Insistimos, son coches tan robustos que lo único de lo que hay que mentalizarse es de que difícilmente vamos a encontrar alguno bajo de kilómetros. Y no hablamos de cifras habituales, basta decir que está más que contrastado que las versiones de gasoil (no tanto los gasolina) han superado en muchas unidades el millón de kilómetros, así que habrá que fiarse poco del cuadro de relojes porque no sería raro que el cuentakilómetros haya dado la vuelta.
9 de 10 – ¿Encontraremos problemas?
Lo dicho, no hay puntos flacos más allá de los típicos componentes de desgaste como culatas, amortiguadores, manguitos, etcétera. Así que con una revisión más que rutinaria podremos saber si el Mercedes que nos ofrecen está para llevárselo. Es más, seguramente sorprenda a más de uno la facilidad con la que arrancará ante nosotros cuando nos dispongamos a hacer la obligada ‘cata’ antes de comprarlo.
Hay detalles menores, algunos puntos del motor de determinadas mecánicas o pequeñas averías en sistemas como el aire acondicionado, que a estas alturas no es raro que puedan tener alguna fuga. Nada importante, pero si se quiere ir muy sobre seguro en la compra, recomiendo contactar con el Mercedes W123 Club España, una de las asociaciones de clásicos que mejor funcionan en nuestro país y una fuente de consulta e información de primer nivel. Si hay cualquier duda, por mínima o rara que sea, ellos la tienen bajo control.
10 de 10 – Precios y mantenimiento
En nuestro estudio de mercado, hemos visto que la oferta, sin salir de España, es bastante buena y los precios por las unidades en un estado más que correcto se mueven por los 3.000 euros. El modelo estrella es el 300D, los gasolina con motores de 4 cilindros están algo más baratos (sobre unos 2.000 euros) mientras que, cualquiera de ellos, conservados como si hubiesen salido del concesionario hace unas horas, suben por encima de los 5.000 euros y llegan a rondar los 7.000.
Porque ese es un punto importante a tener en cuenta, no se trata de un clásico que haya ingresado hace poco en el club, sino que lleva años cuidado con mimo por sus propietarios. De ahí que esté ya viviendo una fase de conservación en la que ciertos recambios no abundan en el mercado y habrá que recurrir al gigantesco (y caro) departamento de vehículos históricos de la marca para reponerlos. Así que mantener un W123 a punto no es un problema pero, en algunos casos, tampoco es barato. No obstante, estamos hablando de Mercedes y no de un modelo cualquiera, como ha quedado demostrado.