Es un mal que ya causó estragos en el sector del concesionario hace una década, antes de la llegada de la crisis, y es un error en el que volvemos a caer. Las automatriculaciones han regresado y ya representan el 9,4 % de nuestro mercado.
Estas automatriculaciones son, en realidad, vehículos que no se venden a un usuario final. Se trata de aquellos que el propio punto de venta matricula para alcanzar los objetivos mensuales impuestos por las marcas. El resultado es la creación de una bolsa de coches “nuevos” que se venden bajo denominación km. 0 con un precio en torno a un 15 % inferior al que tendrían si no se hubieran matriculado.
Según los datos realizados por MSI para la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (Faconauto), en el primer cuatrimestre del año hasta 43.240 vehículos se matricularon mediante esta fórmula, lo que representa el 9,4 % del total del mercado, que fue de 456.979 vehículos vendidos. Aunque el dato que más preocupa es que esta cifra aumentó en un 9,8 % comparada con el mismo periodo del año anterior, por lo que se puede decir que esta es una práctica con una tendencia alcista.
Peugeot fue la marca que más utilizó este tipo de operaciones durante los cuatro primeros meses de 2018 al gestionar un total de 5.381 “ventas” mediante este método (un 4,6 % menos que el año pasado), seguido de Citroën con 3.730 unidades (un 8,1 % más) y Ford con 3.581 automatriculaciones (un 11,6 % más). Por detrás, y completando el ranking de los 10 primeros, quedaron BMW , Mercedes-Benz , Nissan , SEAT , Opel , Audi y Volkswagen .
Hay quien señala que estas matriculaciones son “tácticas” pues ayudan a los concesionarios a alcanzar los objetivos de venta mensuales impuestos por la marca y a los propios fabricantes a escalar posiciones en los rankings de ventas. Aunque la realidad dista mucho de lo deseado.
Estos vehículos se venden a un precio inferior al que tenían sin matricular, con la consiguiente reducción del margen de beneficio para el vendedor, mientras que el comprador aunque se beneficia de un precio inferior al que tendría como nuevo, no puede elegir ningún aspecto del automóvil, se lo tiene que quedar tal y como está y la garantía comienza a correr en el momento en el que se ha matriculado, por lo que ya no será de dos años.
Además, estos vehículos pueden ser un verdadero problema para el concesionario. Pocas veces se venden con el ritmo deseado. Y se añaden a los vehículos que el mismo concesionario debe matricular en los siguientes meses, por lo que se corre el riesgo de que se acumulen. También crean un importante agujero en las cuentas del concesionario; pues si un coche tarda varios meses en salir, termina por ser una inversión que no se rentabiliza.
Justo hace una década, muchos concesionarios tuvieron que cerrar; fue cuando el mercado bajó desde 1.614.835 de ventas en 2007 a 952.772 en 2009. Contaban con bolsas importantes de coches km. 0 en sus instalaciones, los clientes desaparecieron, no pudieron vender estos coches… Y se acumularon las pérdidas.