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Los mejores Fórmula 1 de la historia

La historia de la Fórmula 1 está repleta de monoplazas, aquí te mostramos los mejores

La Fórmula 1 es de deporte de ciclos y, si hace unos años vivimos la época dorada de Red Bull, en la actualidad los que viven en un permanente idilio con el sabor del champán son los hombres de Mercedes, dominadores absolutos en los últimos años. En esta primera entrega repasamos algunos de los mejores monoplazas de la historia de la competición.

Texto: Raúl Izquierdo

McLaren MP4/4 – Ayrton Senna y Alain Prost – 1988

Si hablamos de este deporte y de monoplazas que han sido tremendamente superiores a sus competidores hay uno que destaca especialmente: su nombre es McLaren-Honda y su apellido es MP4/4.

Este monoplaza, diseñado conjuntamente por Gordon Murray y Steve Nichols, contó dos de los pilotos más destacados de la historia. Alain Prost ya estaba en el equipo y ese año se fichó a Ayrton Senna para formar una de las duplas más talentosas de la historia. También contaban con la novedad del motor Honda V6, que había dominado el campeonato anterior.

Carrera tras carrera se repetía la misma escena, con un piloto de Woking en lo más alto del podio. La excepción se dio en Italia, donde Prost rompió motor y Senna colisionó con el Williams-Judd de Jean-Louis Schlesser al tratar de doblarle. A final de año, el MP4/4 consiguió 15 victorias de 16 (93,75 por ciento), otras tantas poles y 10 dobletes para cerrar el mejor año de la historia de la Fórmula 1.

Ferrari F2002 – Michael Schumacher y Rubens Barrichello – 2002

El monoplaza diseñado por la Scuderia Ferrari para la temporada 2002 fue otra de las grandes máquinas hechas para dominar sin piedad a sus rivales. Su presencia se hizo esperar, puesto que en las dos primeras citas del campeonato la escuadra italiana puso sobre la pista a su antecesor, el F2001, con el que ganaron el mundial un año antes.

Tras dos mundiales consecutivos de Michel Schumacher, el F2002 llegaba para continuar con la racha de triunfos, con el brasileño Rubens Barrichello como fiel escudero del ‘Kaiser’. Este diseño incorporaba grandes soluciones aerodinámicas que sus rivales no tenían, además de un motor Ferrari V10 más ligero.

Creado por Ross Brawn (director técnico), Rory Byrne (diseño) y Nicolas Tombazis (aerodinámica), el monoplaza de 2002 cosechó 15 victorias en 17 carreras (88,24 por ciento), (11 para Schumacher y 7 para Barrichello), 10 poles y 12 vueltas rápidas.

Ferrari 500 – Alberto Ascari y Guiseppe Farina – 1952

Para conocer la historia del tercer monoplaza con mejor porcentaje de victorias es necesario remontarse casi a los orígenes de la competición. Para la temporada 1952 de Fórmula 1, la escudería ganadora de las dos primeras ediciones, Alfa Romeo, había abandonado el campeonato. La reacción de la FIA fue anunciar que la categoría se disputaría con monoplazas con especificaciones de Fórmula 2, en un intento de atraer más constructores.

Aquel año se disputaron 8 carreras, de las cuales 7 fueron bajo la regulación de la FIA, mientras que la restante, las 500 millas de Indianápolis, se acogía a las normas del Campeonato Nacional estadounidense de la “AAA”. El Ferrari 500 fue pilotado por los campeones del mundo Guiseppe Farina y Alberto Ascari, entre otros.

Acabó el año con siete victorias sobre ocho carreras (87,50 por ciento), con seis triunfos de Ascari y uno de Piero Taruffi, además de conseguir siete poles y otras tantas vueltas rápidas.

Mercedes W05 – Lewis Hamilton y Nico Rosberg – 2014

Después de cuatro años de dominio de Red Bull en la F1, la escudería alemana de Brackley volvía a situarse al frente de los equipos de la parrilla con el W05 Hybrid. Mercedes fue el equipo que mejor interpretó las nuevas reglamentaciones y de ahí, y fruto de su dura trabajo, surgió su dominio.

Era la segunda temporada de Lewis Hamilton en la escudería germana, que con un coche diseñado por Paddy Lowe (director técnico), Aldo Costa (ingeniería) y Mike Elliot (aerodinámica) logaron 16 victorias en 19 carreras (84’21%).

La ‘Flecha Plateada’ de 2014 incorporaba como novedades una transmisión de ocho velocidades y el sistema de recuperación de energía (KERS), que fue desarrollado por la propia Mercedes. Al acabar la temporada, consiguieron 11 dobletes y 18 poles. Además de rápido era fiable, pues sólo acumuló cuatro abandonos por avería.

Mercedes W06 – Lewis Hamilton y Nico Rosberg – 2015

Un año después del éxito de 2014, Mercedes volvió a repetir sus triunfos con su nuevo monoplaza para la siguiente temporada. Con sólo un año de diferencia y las especificaciones de los coches iguales, poco había que tocar en una máquina perfecta como fue el W05.

Por tanto, el W06 es una evolución más que una revolución y, al igual que el año anterior, repitió los éxitos cosechados. De nuevo 16 victorias sobre 19 carreras y, de nuevo, 18 poles. Hamilton consiguió con él 10 victorias y su tercer título mundial, el segundo consecutivo.

Aunque estas son nuestras elecciones, en esta lista bien tendrían cabida los Mercedes-AMG W07 y su sucesor el W08, que han continuado perpetuando la hegemonía de las flechas de plata en un Campeonato del Mundo monopolizado por la firma alemana durante los últimos años.

Mercedes W196 – Juan Manuel Fangio y Stirling Moss – 1955

Uno de los primeros monoplazas del mundo de la F1 y también uno de los que más éxito tuvo. Creado en 1954 por Hans Scherrenberg y Rudolf Uhlenhaut, participó en aquella temporada y en la siguiente. Supuso un gran avance para su época con la introducción de las válvulas desmodrónicas y la inyección directa de combustible.

Durante la temporada de 1955, la ‘Flecha Plateada’ obtuvo cinco victorias en seis carreras (cuatro para Fangio y una para Moss), después de que la temporada se acortara tras la catástrofe de Le Mans, en el que murieron Pierre Levegh y 82 espectadores.

En el GP de Italia se utilizó una variante del monoplaza, el W196s, que contaba con un carenado en las ruedas. A Fangio no le gustaba porque no podía ver dónde metía los neumáticos delanteros y no se utilizó más.  “Desde la primera prueba de 1954 con el Mercedes Benz, tuve la sensación de estar sobre un auto casi perfecto, de esos del tipo que los pilotos soñamos correr algún día”. Palabras de una leyenda, Juan Manuel Fangio.

Lotus 25 – Jim Clark y Jack Brabham – 1963

Este monoplaza de principios de los 60 fue toda una revolución en la Fórmula 1. Por primera vez en la historia, se introducía el chasis monocasco, algo que se mantiene hoy en día.

Creado por el ilustre ingeniero Colin Chapman, el Lotus 25 participó en carreras del mundial desde 1962 hasta 1967, siendo la temporada del 63 la de su consagración. En diez carreras consiguió siete triunfos  y otras tantas poles, todo ello de la mano de Clark.

En total se construyeron siete unidades, nombradas de R1 a R7. Fue con el R4 con el que Clark consiguió todos sus triunfos ese año y, del mismo modo, el primero de sus dos títulos del mundo. Con el mismo coche se volvería a proclamar campeón dos años más tarde.

Red Bull RB9 – Sebastian Vettel y Mark Webber – 2013

El tercer monoplaza de nuestra lista es más cercano en el tiempo y pertenece a la penúltima escudería que ha dominado la máxima categoría del automovilismo: Red Bull Racing. La de 2013 sería la última temporada con los motores V10 antes de pasar a los actuales V6 turbo.

La escudería de la bebida energética venía de lograr los títulos de pilotos y de constructores en las tres temporadas previas y pocos cambios había que hacer en un monoplaza que rozaba la perfección. Con Adrian Newey como cabeza visible del proyecto y ayudado por Peter Prodromou (ahora en McLaren) y Ben Butler, el RB9 cosechó 13 victorias en las 19 pruebas disputadas.

La temporada había comenzado con cierta igualdad, con cuatro victorias de Vettel en las primeras diez carreras, y el resto repartidas entre Mercedes y Ferrari. Pero a partir de Bélgica Red Bull empezó una racha de triunfos que otorgó a Vettel el récord de victorias seguidas, tras vencer nueve carreras consecutivamente.

Benetton B195 – Michael Schumacher y Johnny Herbert – 1995

Al igual que en esta lista destaca la presencia de Newey, tampoco podía faltar la de otra cara conocida como Ross Brawn, que fue uno de los artífices del monoplaza con el que Michael Schumacher se hizo con el segundo de sus títulos. Junto a él, Nicholas Tombazis y Rory Byrne.

En el 94 Schumacher había logrado su primer título y un año después logró el segundo gracias a un Benetton B195 que demostraba todo su potencial especialmente en carrera, logrando 11 de un total de 17 (9 de Schumi y 2 de Herbert).

Aquel año, Benetton cambiaba de suministradores de motor, pasando de Ford a Renault, y el cambio fue del todo acertado. En el equipo destacaba la presencia de un joven ingeniero español, Joan Villadelprat.

Williams FW14B – Nigel Mansell y Riccardo Patrese – 1992

LAT Photographic

Por último, y no por ello menos importante, el monoplaza con el que el británico Nigel Mansell consiguió su primer y único campeonato del mundo: el revolucionario FW14B.

Un año antes, su predecesor se había erigido como el coche más rápido de la parrilla, aunque con frecuentes problemas de fiabilidad que le costaron el campeonato del mundo. Para el año 92, en Williams deciden evolucionar el monoplaza y tratar de solucionar los problemas.

Nace así el FW14B, una de las primeras obras de ingeniería del archiconocido Adrian Newey, junto con la colaboración de Patrick Head (director técnico) y Eghbal Hamidy (aerodinámica). El monoplaza de la escudería de Sir Frank Williams contaba con la novedosa suspensión activa, que sería prohibida años más tarde.

En la parte trasera, sus poco más de 500 kilos eran empujados por un motor Renault V10 que dominó la Fórmula 1 de 1992 hasta 1997. Mansell se hizo con el título ese año gracias a sus 9 victorias en 16 carreras, mientras que su compañero Patrese se hizo únicamente con la victoria en Japón. Pero lo más destacable fue el número de poles (15 de 16) y la diferencia con el resto de competidores.

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