Hecho ya el repaso a los vehículos más icónicos de la historia del cine, llega el turno de poner la lupa en la pequeña pantalla. Analizamos los coches que más relevancia han tenido en las series de televisión.
No podía aparecer otro en la primera posición. Una serie basada en un coche inteligente que vas más allá de la conducción autónoma por la que suspiran los fabricantes hoy día. Se trata de un Pontiac Trans Am modificado con el que Michael Knight combate el mal, modificado, tanto en su exterior como en el interior (el aro del volante es sustituido por un mando de avión) y su mecánica (tenía sentimientos). Por cierto KITT significa Khight Industries Two Thousand (Knight Industrias dos mil).
Dos detectives de Los Angeles que se dedican a investigar todo tipo de sucesos y que, por arte del azar, siempre se ven envueltos en persecuciones que realizan con este llamativo Ford Gran Torino propiedad del detective Starsky. De hecho, son recurrentes las burlas sobre el coche que posee el detective Hutch, demasiado viejo para la profesión.
Cuatro desertores de la guerra de Vietnam se ganan la vida luchando por causas justas. Y su principal herramienta de trabajo es una furgoneta GMC Vandura negra con una banda roja que recorre su perfil en diagonal y termina con un alerón de igual color sobre el techo. Rara vez M. A. Baracus dejaba otro miembro del equipo conducirla.
La persona más feliz del mundo al visitar una ferretería. Su vehículo no era parte crucial de la trama pero sí que logró que se hicieran populares a nivel mundial las formas del Jeep Wrangler, ese todoterreno sin puertas ni techo que le permitía llegar a cada caso que tenía que investigar.
El enigmático a la par que divertido personaje encarnado por Rowan Atkinson rompe con los convencionalismos de la sociedad británica a base de meterse en líos de los que sale de forma original y siempre provocando risas entre los espectadores. Y entre convencionalismos británicos que romper no podía faltar el mito de la automoción del Reino Unido: su coche era un Mini clásico.
Serie que seguía los pasos de un investigador privado, encarnado por Tom Selleck, en Hawai y que se hacía acompañar por camisas hawaianas y un Ferrari 308 GTS, el cual no solo le ayudaba en su búsqueda de la verdad sino, también, en sus citas. Se subastó hace un dos años alcanzando un precio de 170.000 euros.
Entre secuencia slow motion y secuencia slow motion de los vigilantes de la playa se podía ver que la mejor manera para moverse por las playas de California era con un Ford Ranger y que en su cajón de carga cabía todo el aparataje que necesitaba el equipo de Mitch Buchannon para salvar la vida de los bañistas más despistados. Tenían hasta tablas de surf.
Sí, ya sabemos que el mítico de la serie era el Ferrari Testarrosa blanco (a partir de la tercera temporada) pero nosotros nos quedamos con el primero. ¿Alguien sabía que este Ferrari en realidad no era un Ferrari? La productora le pidió varias unidades a la marca italiana pero se negaron por lo que los creadores de la serie, convencidos de que ese debía ser el vehículo de Sonny Crockett y Rico Tubbs, dos detectives de policía de Miami, montaron sobre el chasis de un Chevrolet Corvette C4 la carrocería de un Daytona. Solo cuando la compañía se convenció del éxito de la serie y cuando vieron que estaban empleando y comercializando su nombre y sus diseños sin permiso, se decidieron a enviar dos vehículos, dos Testarrosa. Fueron blancos para que se vieran bien en las secuencias que se rodaban de noche.
Un encargo de última hora que ni a la CBS le gustaba cuando la estrenó y que fue vapuleada por la crítica, pero que se encontró con un inesperado éxito de público que obligó a ampliar el número de capítulos. El argumento era simple y muy del estilo del sur de Estados Unidos: unos primos se dedican a trapichear con la fabricación de whisky casero y tienen que huir del sheriff local con uno de los ‘muscle car’ del momento.
Originalmente era un Lincoln Futura que George Barris adquirió y transformó por 15.000 dólares de la época para darle este aspecto futurista para la serie de televisión de Batman. Contaba con un motor V8 de 500 CV, un auténtico potencial para las carreteras de la época pero no para perseguir el mal en Gotham. Se subastó hace unos años por 3,6 millones y fue el primero de una larga saga de Batmobiles a cual más impresionante.
Aunque es habitual ver a Donald Draper ver dirigirse en Tren a su trabajo en Nueva York, también se le puede ver a bordo de su coche particular, un Buick LeSabre descapotable de 1960.
No le busques explicación, son dibujos animados: una pantera rosa en un coche tan pequeño que tiene que conducir con las piernas encogidas y que le molestan al girar el volante. Cuando se llevó a la realidad no había nada en el mercado que se le pareciera… ni que se pudiera modificar para que tuviera un aspecto similar. Finalmente se optó por crear un concept car desde el inicio que se ha podido ver en varios salones y que tenía un tamaño bastante mayor que el de la serie animada.
Patrick Jane emplea la deducción, lógica y observación para ayudar al Departamento de Investigación de California (CBI en sus siglas en inglés) en sus investigaciones. En sus desplazamientos utiliza un tiburón, un Citroën DS, un vehículo que aunque a muchos extrañe, sí que se vendió al otro lado del Atlántico, aunque sus ventas quedaron muy lejos de las que obtuvo en Europa.
La serie más famosa de la televisión a nivel mundial cuando llegó el color. Aquí, mediante capítulos independientes unos de otros, mostraban a un acaudalado detective británico resolver casos por simple diversión. Y, en su transitar por el Reino Unido, empleaba uno de los coches más atractivos de la historia, un Volvo P1800
Si casi toda la lista está conformada por detectives bien vestidos que utilizan un coche atractivo para resolver crímenes, Los Soprano eran una familia mafiosa que utilizaba uno de los modelos de la cúspide del lujo y la ostentación para saltarse las reglas.
Un escritor de éxito busca su inspiración en Los Angeles entre fiestas, amigos y las faldas de las mujeres. Y lo hace a bordo de un Porsche 911 cabrio que no limpia nunca ni repara cuando se lo destrozan (alerta spoiler) en una discusión con una las mujeres con las que se encuentra.
Aún hoy hay quien busca explicación a una serie en la que un grupo de privilegiados sobrevive en una isla a un accidente de vuelo aunque pronto se sumergen en una pesadilla de rivales, cápsulas habitadas enterradas bajo tierra, humos negros, animales exóticos y mundos paralelos. Menos mal que les quedaba la Dharmaneta para divertirse, una Volkswagen T2.
Muchos coches se podrían destacar, como el horrible Pontiak Aztek o un Chevrolet Monte Carlo tuneado de Jeese Pinkman, de una serie en la que un profesor enfermo de cáncer decide cocinar droga para dejar dinero a su familia cuando fallezca. Nosotros nos quedamos con la caravana desde la que crearon un imperio azul con un importante número de fieles y adictos seguidores.
¿Quién no habría gritado alguna vez a Sheldon que se callara cuando insistía a Penny que tenía un testigo encendido del cuadro de mandos? Pues al final tenía razón, y el coche se rompió. Ese vehículo, era un Volkswagen Golf Cabrio, aunque siempre capotado, y nos dio innumerables momentos desternillantes entre los vecinos, aunque a Penny casi ninguno le hizo gracia.
El coche con el que Marshall Eriksen y Ted Mosby (el protagonista de la serie, el que contó durante cientos de capítulos a sus hijos cómo había conocido a su madre) se habían corrido sus primeras juergas. Lo tuvo durante muchos años a pesar de los problemas que arrastraba, uno de ellos que se había quedado encasquillada una cinta en el casete y solo se podía escuchar un tema: ‘500 miles’ de ‘The Proclaimers’, tema que los protagonistas cantaban repetidamente. Le dedicaron el capítulo 17 de la segunda temporada (‘Arrivederci Fiero’) cuando Marshall se tuvo que deshacer de él.
El padre de una original familia (uno más uno son siete por la cantidad de hijos que reunieron Diego y Lucía cuando se casaron) tiene un bar con su hermano, donde uno de los parroquianos a la vez que mejor amigo tiene un taller. Fructuoso ‘Fiti’ Martínez es un gran aficionado al tuning y, como tal, tiene un Volkswagen Golf verde con toques amarillos que se deja ver en numerosas ocasiones. Incluso sufre un accidente.
Un coche que ha salido realmente bueno. Los Simpson llevan 30 años en antena y siempre han utilizado el mismo coche, una berlina sedán de color rosa. ¿Alguien sabría decirnos el coche real que inspiró esta creación? Un Plymouth Junkerolla de 1986.
Una pregunta que nos surgía a todos de pequeños es ¿para qué quieren ir en coche si lo tienen que empujar con los pies? Pues eso, un coche con un chasis de madrea, techo de tela y unas ruedas que eran unos cilindros de piedra. A ver quién era capaz de girar esa dirección sin ayudas electrónicas. Por cierto, era biplaza o familiar según las necesidades del momento y del capítulo.