Hoy se estrena la quinta y última temporada de una de las series de mayor éxito de los últimos años: Peaky Blinders. Inspirada en la historia de un grupo que existió en Inglaterra en el primer tercio del siglo XX muestra cuál era la realidad de la sociedad de aquella época, la situación de la población tras la I Guerra Mundial o la búsqueda de fortuna rápida. Nosotros nos centramos en lo que más nos interesa, los coches, y aquí encontramos dos aspectos a destacar: cómo eran capaces de avanzar por esas calles y carreteras embarradas (y hablamos de uno de los países más avanzados), y que a pesar de enmarcarse en la Birmingham de 1919, la mayoría de los vehículos que aparecen en la serie son posteriores al año en el que comienza la historia. Necesidades del guion (suponemos).
Austin 12/4 de 1929
Uno de los coches protagonistas pues es el coche de Policía de la tía de Thomas Shelby. Se trata de una de las numerosas variantes que hubo de los Heavy 12/4, que entregaban potencias de entre 7 y 12 CV, aunque a finales de la década de los 20 entendieron que debían lanzar vehículos con más potencia y prestaciones (de ahí que fuera elegido como coche de Policía).
Napier 45 HP de 1908
Curioso caso este en el que Montague Napier llegó a un acuerdo con la compañía de Francis Edge, que fabricaba coches en el sur de Londres desde 1900, por el que todos sus vehículos llevarían su nombre, es decir un distribuidor se hacía con toda la producción y le ponía su nombre. ¿Podemos hablar de marcha blanca en el sector del automóvil? Contaba con un motor de seis cilindros y 45 CV, mientras que su carrocería, en este caso, era de tipo limusina con todas las comodidades.
Falcon-Knight 10 Sedan de 1927
Nuevo caso de vehículo de alta gama llegado desde Estados Unidos. Este modelo solo se fabricó los años 1927 y 1928 por una compañía (Willys-Overland) que se haría conocida a nivel mundial años después por fabricar los todoterrenos que emplearía el ejército estadounidense en la II Guerra Mundial y que daría origen a la actual Jeep.
Bentley 4 ¼ litre Mulliner de 1929
El coche elegido por la familia Shelby. Se trata de un vehículo de alta potencia del que la compañía fundada por Walter Owen Bentley fabricaba el chasis y el motor, y el cliente elegía el carrocero que le daba la forma final e incluía todos los lujos que pudiera pagar. Así, esta dinámica de trabajo hizo que unidades de este modelo se dispusieran como vehículos de gran lujo mientras que otros se destinaron a la competición con notables éxitos (ganó las 24 Horas de Le Mans en 1928).
AEC Y-Type de 1917
Un vehículo de gran volumen que nació en 1916 destinado al transporte de material y como ambulancia durante la primera guerra mundial y que, finalizada la contienda, se utilizó como vehículo comercial (uno de los primeros de la historia). Algunas cifras hablan de que el ministerio de guerra británico se hizo con más de 10.000 unidades que después fueron vendidas a la población. Alguna de estas terminó teniendo sus cinco minutos de gloria en el mundo de la televisión.
Rolls-Royce 20 HP de 1925
En una época en la que la firma británica se dedicaba a fabricar grandes berlinas conducidas habitualmente por un chófer, se decidió a producir un vehículo como el 20 HP de tamaño más compacto (en el contexto de la época) para que los propietarios de sus creaciones también pudiera conducir. Aunque no tuvieron el efecto esperado pues muchos fueron conducidos igualmente por chóferes. Tenía un motor de seis cilindros en línea de 3.1 litros y un coste de partida de 1.600 libras de la época sumando el coste del chasis y el carrocero.
Bentley 3 litros de 1924
Era un vehículo deportivo de calle de mitad de la década de los años 20, con una gran presencia en el mundo de la competición (ganó las 24 horas de Le Mans en categoría de hasta 1.800 kg en el mismo año de su lanzamiento). Un vehículo necesario para huir de la justicia cuando las cosas se ponían feas.
Cadillac V-63 de 1924
En un ambiente en el que se mueve mucho dinero lo normal es que haya coches de lujo y una de las mejores elecciones que se podían hacer en la década de los años 20 era este Cadillac llegado desde el otro lado del Atlántico. Bajo su capó delantero contaba con un motor V8 que estrenaba cigüeñal plano para mejorar la suavidad en la entrega de potencia y los frenos en las ruedas delanteras.
Citroën 10HP Torpedo de 1920
Vehículo fácil de fabricar y económico para la población menos pudiente que André Citroën comenzó a fabrica al término de la I Guerra Mundial siguiendo el ejemplo de Henry Ford de unos años antes. Sin embargo, contaba con algo más de atractivo y mejores acabados que el automóvil que revolucionó la industria del automóvil. En el caso del Citroën, contaba con un motor de cuatro cilindros, 1.327 cm3 y una potencia de 18 CV.
Fiat 501 de 1921
Se presentó en 1919 en el Salón de Turín y se produjeron unas 65.000 unidades teniendo en cuenta las diferentes variantes que de este se crearon (Sportiva Torpedo, Spider y Sportiva Spider). Fue tal su éxito (y la tendencia de la época a utilizar el mismo chasis en todos los ámbitos posibles) que también se empleó en competición, con un motor de 1,5 litros y 55 CV.
Ford T de 1921
Simplemente no podía faltar el coche que revolucionó la industria de la automoción y que motorizó un país como Estados Unidos. Nació en 1908 y, desde entonces se presentaron infinidad de variantes, entre otros motivos porque desde 1911 se fabricó en otros países (en Inglaterra en 1912 y en Cádiz en 1920) y en cada sitio contaba con diversas adaptaciones a los gustos locales. Se movía con un motor de 2,9 litros y aunque se podía encontrar con tres opciones de color, desde 1914 solo estaba disponible en negro. Se podía encontrar con carrocerías de 2 a 7 plazas y había versiones cabrio.