De 670 CV, el V8 biturbo de Ferrari es el mejor motor del año
El premio “Motor del Año 2016“, cuya gala fue celebrada en Stuttgart, Alemania, eligió al V8, con tecnología biturbo, de Ferrari como el mejor en términos absolutos. Este propulsor, perteneciente a la misma familia que el del California T, cubica 3,9 litros de cilindrada y desarrolla 670 CV a 8.000 rpm y 760 Nm de par máximo a 3.000 vueltas. Su bloque está hecho totalmente de aluminio y se monta en los modelos 488 GTB y 488 Spider. Con él, el primero logra una increíble aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,0 segundos, mientras que registra un consumo medio homologado de 11,4 litros cada 100 kilómetros.
Además del máximo galardón, esta mecánica ha resultado ganadora en tres categorías más: “Motor de Mejores Prestaciones”, “Nuevo Motor” y “Mejor Motor con cilindrada entre 3,0 y 4,0 litros”. El jurado de certamen, formado por 63 miembros procedentes de más de 30 países, ha tenido claras las virtudes de esta unidad motriz.
V8 biturbo de Ferrari, empuje estratosférico
Este propulsor, además de un descomunal empuje, ofrece una respuesta sin retardo, algo muy difícil de lograr en un turboalimentado. Como complemento perfecto, el sonido que emana de las salidas de escape resulta sumamente placentero y deportivo. Graham Johnson, copresidente del “International Engine of the Year”, fue claro al asegurar que “siempre será recordado como uno de los grandes motores de todos los tiempos”.
¿Qué otras mecánicas fueron premiadas en el certamen? Por quinto año consecutivo, lo fue la 1.0 EcoBoost, de Ford. En la siguiente escala, resultó ganadora la 1.2 PureTech, del Grupo PSA Peugeot Citroën. A continuación, obtuvo recompensa la tricilíndrica, de 1,5 litros, del Grupo BMW. Después, fue premiada la 2,0 litros de Mercedes-AMG. Como ya informamos, la 2.5 TFSI de Audi también reinó en su categoría. Las dos últimas en llevarse un reconocimiento resultaron la 3,0 litros turbo de Porsche y la 6,3 litros V12 de Ferrari. Todas tienen en común su naturaleza de gasolina, por lo que el diésel no se plantea como posible alternativa ganadora.