La Navidad es la época del año en la que más nos gusta pasar tiempo con los nuestros. Proliferan los encuentros y las cenas con amigos y familiares, y con estos los controles de alcohol y drogas de las autoridades para alejar de nuestras carreteras a quienes no están en condiciones de coger un volante.
A sí, a pesar de los anuncios sobre las consecuencias de un accidente, los intentos de concienciación de la pérdida de aptitudes al volante o las sanciones en forma de multas económicas y resta de puntos en el carné de conducir, sigue habiendo quien coge el coche creyéndose inmune a los efectos del alcohol y las drogas.
Mostramos qué se encuentra una agente municipal en un dispositivo especial de control de alcohol y drogas.
Telemadrid, en un reportaje de su programa Madrid Directo, acompaña a la Policía Municipal de Madrid en un macrocontrol que monta en el Paseo del Prado de Madrid de la capital, aprovechando la anchura de la calzada y que se sitúa como una de las arterías principales que comunican el norte y el sur de la ciudad y para llegar al centro.
En este se puede ver cómo dan el alto a los vehículos, cómo les obligan a parar y aparcar, cómo hacen soplar a los conductores o se les hace el test de drogas y cómo algunos han de superar el segundo test de confirmación del positivo.
Aquí se muestran los testimonios de los afectados, quienes admiten haber consumido alcohol (“tres cañas y una copa, pero que mis amigos han bebido más”, como si eso fuera un eximente) y drogas (“me he fumado media china antes de coger el coche”).
El resultado es la inmovilización del vehículo, si no hay nadie que lo pueda conducir, y una multa que puede suponer los 1.000 euros y la resta de 6 puntos del carné de conducir en caso de positivos en drogas, mientras puede llegar a la vía penal si la tasa de alcoholemia es 0,50 mg/l en aire espirado. Durante el control también se encuentran drogas e incluso artículos robados en los vehículos de los afectados.