Cada día las cámaras para coches están más de moda. Sirven para grabar todo lo que encontramos durante un desplazamiento y pueden ser herramientas muy útiles para “cazar” a los infractores. No obstante, su uso puede traer problemas.
La Ley de Protección de Datos (LOPD), modificada en 2006, establece que se necesita consentimiento expreso para grabar y difundir datos de carácter personal. Las matrículas de los vehículos tienen ese carácter y, por tanto, el contenido que graben violaría esta norma. De hecho, el único modo de considerar las grabaciones como contenido legalmente útil, sería avisando al conductor del vehículo infractor y que éste te diera sus datos.
Límites difusos
No hay ninguna ley o normativa que regule el uso expreso de las Dashcam. Por tanto, las conclusiones las tenemos que sacar analizando leyes análogas que puedan ser aplicables. Aunque la cámara esté instalada en un sitio privado, como es tu coche, graban información de terceros sin su consentimiento. Algo que está directamente prohibido.
Sin embargo, algunos agentes de Tráfico llegan a admitir estos vídeos como prueba. Pues, en muchos casos, son de gran ayuda para identificar a los infractores. No obstante, los jueces suelen desestimar estas grabaciones como prueba en los juicios, porque vulneran el derecho al honor o a la intimidad de las personas grabadas.
Si la llevas instalada, puedes usarla en momentos muy puntuales para tener un recuerdo de tus vacaciones, por ejemplo, igual que harías con una cámara de mano. Pero eso difiere mucho de estar recogiendo datos de la gente sin su consentimiento. De hecho, si las usas de forma indebida, podrían llegar a sancionarte económicamente.
Las leyes rusas no dicen lo mismo
Un caso muy distinto al de la mayoría de países europeos es el de Rusia. Al contrario que el resto de países europeos, ellos no consideran que vulneren la intimidad de las personas. Es más, regulan que su uso debe ser obligatorio para todos los vehículos. ¿La razón? Las cámaras del coche les sirven para acabar con los casos de corrupción policial y de falsos partes de atropellos.
De esta forma, cuando tienen un accidente, los agentes pueden recuperar las imágenes grabadas por estas cámaras y dar luz a lo sucedido. De forma paralela, los ciudadanos se sienten más seguros porque saben que todo lo que ocurre delante de su vehículo queda guardado.