Como si de la reencarnación del mismísimo Thor se tratara, el rey del trueno en la mitología vikinga, el Koenigsegg Regera reclama el trono de los superdeportivos híbridos, en virtud de los 1.500 CV que le propulsan. Temible, ¿no crees?
Tras las últimas propuestas de Ferrari, Porsche o McLaren, cada vez quedan menos dudas sobre cuál va a ser el futuro de los modelos de altas prestaciones: la hibridación. En este sentido, el fabricante sueco Koenigsegg acaba de dar un puñetazo en la mesa con el Koenigsegg Regera, un término que en sueco significa “reinar”.
Una declaración de intenciones para un vehículo capaz de generar la espeluznante potencia de 1.500 CV, gracias a una mecánica V8 biturbo de gasolina, reforzada con tres motores eléctricos.
Espectacular, fastuoso, espléndido… todos estos adjetivos resultan perfectos para definir las líneas que dibuja esta carrocería de 4,56 metros de largo, por 2,05 de ancho y 1,11 de alto, unas dimensiones similares a las de su hermano el Koenigsegg Agera One:1.
El Koenigsegg Regera está fabricado con fibra de carbono y kevlar, de cara a asegurar un peso mínimo. Lo mismo sucede con el chasis monocasco, elaborado con estos materiales y reforzado con una estructura de aluminio en forma de panal de abeja.
Llaman la atención la apertura vertical de las puertas, las llantas de aleación, forjadas en carbono, o la posibilidad de desmontar el techo y esconderlo en el maletero delantero. Además, el avanzado alerón activo posterior es capaz de retraerse, camuflándose a la perfección en la zaga. El conjunto se remata con un sistema de escape confeccionado en titanio, firmado por el especialista Akrapovic.o”
Los más puristas dirán que un vehículo híbrido enchufable jamás debería portar el apelativo de superdeportivo. Sin embargo, la propuesta del fabricante nórdico resulta simplemente asombrosa…
El plantel mecánico del Koenigsegg Regera está compuesto por un potente propulsor V8 de gasolina, con dos turbocompresores y 5,0 litros de cilindrada. El complemento eléctrico lo aportan tres motores, uno acoplado al cigüeñal de la mecánica de gasolina y uno junto a cada rueda trasera.
La potencia conjunta alcanza los 1.500 CV y el par motor los 2.000 Nm. No obstante, lo más significativo es la ausencia de una caja de cambios al uso. En su lugar, se emplea lo que la marca denomina transmisión “KDD” (Koenigsegg Direct Drive).
El funcionamiento del sistema KDD suena a ciencia ficción, pero el fabricante asegura que con semejante torrente de par motor, no es necesaria una transmisión convencional. Desde parado, los motores eléctricos traseros se encargan de propulsar el vehículo y, a medida que va ganando velocidad, a partir de 50 km/h, el motor eléctrico central, acoplado al cigüeñal del bloque térmico, entra en juego para elevar el régimen. De esta forma, la mecánica de gasolina solo aporta energía a alta velocidad o cuando el sistema necesita recargar la batería.
Si el sistema de transmisión llama la atención, las cifras de rendimiento no se quedan atrás, de hecho, la velocidad máxima se limita electrónicamente a 410 km/h, pudiendo alcanzarla en 20 segundos o de marcar un crono, en el 0 a 100, de solo 2,8. Datos espectaculares, teniendo en cuenta que es capaz de circular en modo 100 por cien eléctrico durante unos cuantos kilómetros… aunque no se especifique cuantos.
A todo lo anterior, debemos añadir que el Koenigsegg Regera tiene una suspensión adaptativa independiente para cada rueda, así como un equipo de frenos carbocerámicos, con pinzas de seis pistones y discos de 397 milímetros en el eje delantero, y de cuatro pistones y 380, en el trasero.
Además, el control electrónico de estabilidad “KES” (Koenigsegg Electronic Stability Control) y el de tracción disponen de tres programas predetermiandos: “Wet”, “Normal” y “Track”.
El habitáculo del Regera muestra innumerables detalles tecnológicos y de exclusividad. Elaborados con materiales nobles como la piel, presente en los asientos y en el salpicadero, o la fibra de carbono, que da forma a la consola central, el conjunto transmite una innegable atmósfera de calidad y buen gusto.
Asimismo, el conductor disfrutará de unas butacas, de tipo bacquet, con regulación eléctrica en ocho posiciones, así como de un sistema de infoentretenimiento, con una pantalla de 9,0 pulgadas, y otro de visión periférica, que incluye sensores de aparcamiento delanteros y traseros, por citar solo algunos ejemplos.
Una cabalgadura propia de un regente, de la que solo se fabricarán ochenta unidades a un precio, antes de impuestos, de 1.890.000 €. Para que luego digan que los nórdicos son gente fría y abúlica, ¿verdad?