El coche ha perdido esa consideración de acceso a la libertad o de paso a la edad adulta que tenía hace unas décadas. Hoy, los jóvenes prefieren un móvil a sacarse el carné, o al menos eso es lo que indican las estadísticas, que muestran que en la última década han bajado en más de un 40 % el número de jóvenes que se han sacado el permiso de conducir, unos 252.000 en este periodo.
Shara Martín, directora general de Pons Seguridad Vial, en declaraciones que recoge el ElConfidencial.com, alude a “un cambio de paradigma” entre los jóvenes de hoy día y sus padres. Se empezó a notar esta bajada de alumnos en las autoescuelas con la llegada de la crisis en 2008, aunque los niveles de asistencia no han mejorado al mismo ritmo que lo ha hecho la economía.
Los jóvenes españoles han cambiado su manera de entender la movilidad. Carlos Fernández, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, entiende que el automóvil “ha perdido brillo y simbología. Lo prestigioso es no tener esa clase de vehículos, aunque la industria intenta compensarlo con eléctricos y un mensaje ecológico, que sí es un valor en alza”.
“La llegada de las tecnologías digitales, sobre todo los smarthphone”, ha influido mucho en este cambio, según apunta Shara Martín. Ahora todos estamos interconectados, vivimos en el mundo de la comunicación y todo lo tenemos a un golpe de click. Esto, sumado a las comodidades que hoy imperan en nuestra sociedad (pues ya no es ‘obligatorio’ coger el coche para ir a hacer la compra, por ejemplo), supone que las necesidades no pasen por disponer de un automóvil… pero sí una tecnología de última generación.
Por su parte, Tomás Santa Cecilia, experto del RACE, no está del todo de acuerdo con estas afirmaciones. “El mejor de los smartphones vale 1.000 euros, mientras que el peor de los coches cuesta mucho más. En realidad, hay un problema económico”. Y explica la pérdida de interés por la conducción porque “los jóvenes son más responsables y si van a salir, prefieren no usar el coche”. También lo achaca al “endurecimiento de las pruebas para obtener el carné”.
Son varios los estudios publicados, entre los que se encuentra uno del Instituto Nacional de Estadística, que revelan que el coche y el carné de conducir han dejado de ser una prioridad para los más jóvenes, algo que hace 15 años no era así.
Entre los motivos dados en las encuestas se encuentran el precio, la falta de utilidad y la gran variedad de transportes públicos. A estos habría que sumar las limitaciones que hoy día encontramos en algunas ciudades para el uso del vehículo particular, como el pago por horas para estacionar, que se suma a las vueltas que hay que dar para encontrar hueco, la reducción de la velocidad por cuestiones de contaminación o la prohibición del uso en días determinados, por no contar los gastos propios que conlleva la pertenencia de un coche (seguro, impuestos municipales, visitas al taller o las multas que puedan llegar).
Además, junto a los autobuses, trenes y aviones han aparecido alternativas de economía colaborativa: viajes en los que un propietario ofrece su vehículo a quien esté interesado en realizar ese mismo trayecto. Tienes más información sobre este tema bajo estas líneas.