Jeep ha guardado su SUV más radical para el Salón del Automóvil de Nueva York 2017. Con un aspecto muy parecido al Jeep Grand Cherokee SRT y ganando el apellido “Trackhawk” nace lo más bestia lanzado por el fabricante hasta el momento.
En el habitáculo vamos a encontrar el distintivo “Trackhawk”, asientos tapizados en cuero Nappa y un sistema de información y entretenimiento presidido por una pantalla táctil de 8,4 pulgadas. Se puede optar por otros paquetes especiales para cambiar los materiales y/o el color tanto de la tapicería como de otros elementos como los cinturones de seguridad.
El Jeep Grand Cherokee Trackhawk recurre al mismo motor que el el Dodge Challenger SRT Hellcat. Dicho esto, el SUV esconde bajo el capó una mecánica de gasolina V8 de 6,2 litros que desarrolla la friolera de 717 CV, lo que permite que hablemos del Jeep más potente y rápido de todos los tiempos.
Mientras en el Dodge la fuerza se dirige al tren trasero, en el radical “Trackhwak” de Jeep lo hace hacía las cuatro ruedas. Para ello, se recurre a una transmisión automática de ocho velocidades, que permite una actuación manual-secuencial mediante las levas que hay tras el volante.
La gestión del par, que tiene su pico máximo en los 875 Nm, se lleva a cabo mediante un diferencial de deslizamiento limitado, en el caso de las ruedas traseras.
Un total de cuatro modos de conducción (“Sport”, “Track”, “Tow” y “Snow”) nos harán más fácil la conducción del Jeep Grand Cherokee Trackhwak en los distintos terrenos por los que vayamos a circular. Cada uno de ellos modificará la respuesta del pedal del acelerador, de la suspensión, de la dirección y hasta de la caja de cambios.
Con la configuración más reactiva, este coche de 2.433 kg es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 290 km/h.