Nos subimos al Honda NSX, uno de los superdeportivos más especiales del momento, capaz de trasladarle a otro mundo en el que los motores térmicos cohabitan con los eléctricos. El objetivo: sacar los colores a los máximos exponentes de su clase
Llegará un día en el que todos los automóviles sean eléctricos… o no. Antes de predecir el futuro, nos deleitamos con un vehículo exclusivo, único y diferente. El Honda NSX, que marcó un hito para la marca desde su aparición allá por el año 1989, y que ahora vuelve más vanguardista y poderoso que nunca. Que tenga un torrente de caballos no es si cabe lo más significativo. Hay que buscar debajo de la carrocería para encontrar su razón de ser.
Y es que parece que a los japoneses de Honda el nuevo motor 3.5 V6 biturbo, de 507 CV, se les quedaba “corto”. La solución, ayudarle con dos propulsores eléctricos delanteros (uno por rueda) y otro más trasero. La suma total arroja 581 CV, un caballaje extraordinario con el que alcanza 308 km/h.
Curiosamente, el fabricante no declara el registro del 0 a 100 km/h, a pesar de que en la documentación facilitada en todas las comparaciones sale ganando… Dejando a un lado los números, lo cierto es que la respuesta ante el acelerador es inmediata, sin demora entre nuestras órdenes y el movimiento del coche.
Para conseguirlo, el sistema híbrido de Honda se compone de un moderno propulsor de gasolina (sobre el eje trasero, al que da tracción) equipado con dos turbo compresores, inyección mixta directa e indirecta, distribución variable…
Acoplado al cigüeñal, y justo antes de la caja de cambios de doble embrague y nueve velocidades, fi gura un pequeño motor eléctrico. Su función es la de evitar el retardo del turbo y ofrecer un plus de fuerza instantáneo; también actúa como propulsor de arranque.
A estos hay que sumar dos unidades eléctricas complementarias e independientes, una en cada rueda; además de suministrar potencia adicional, se encargan de dar tracción a las mismas. La teoría pinta bien, pero la práctica resulta aún más excitante.
Todos los detalles de la carrocería están muy cuidados, impresión que continúa en el habitáculo. Éste luce peculiaridades. Por ejemplo, carece de una palanca de cambios convencional: todo se realiza a través de botones, dejando las levas de volante como única opción para la selección manual de las distintas relaciones.
El puesto de conducción es razonablemente cómodo para un vehículo de estas características y la visibilidad, hacia cualquier ángulo, excelente. En los kilómetros iniciales sorprende la buena absorción de las irregularidades del asfalto que brindan los amortiguadores. Aquí tiene mucho que decir la puesta a punto de la suspensión adaptativa, basada en un sistema activo magnético.
A la hora de interactuar con el conductor, Honda no se ha complicado y propone un mando giratorio para elegir entre cuatro modos predeterminados. La instrumentación, digital y analógica, va cambiando en función del nivel escogido. Como vehículo híbrido, es capaz de funcionar de forma eléctrica durante un breve intervalo (entre 2 y 3 kilómetros) y a bajas velocidades, algo que se logra al seleccionar el programa Quiet.
Una vez en modo Sport+, dirección, amortiguadores, sistema de tracción, acelerador, cambio y control de estabilidad se configuran para ofrecer un rendimiento más deportivo. Ahora sí que el coche nos deleita con un bramido espectacular, sobre todo cuando gira más allá de las 4.000 vueltas, momento en que literalmente se dispara hasta velocidades prohibitivas.
Cuando la aguja llega arriba (y la escala sube hasta 8.000 o 9.000 rpm, dependiendo del programa) el éxtasis es total. Lo mejor es que las posibilidades de este Honda no se acaban ahí, porque el perfil de conducción Track, ideado para circuitos, permite saborear aún más su inmenso potencial con menor intervención de los controles electrónicos.
En todo caso, aparte de una base motriz extraordinaria, hay que alabar el funcionamiento de la caja de cambios, impresionante por rapidez, incluso al maniobrar, cuando más sufren este tipo de transmisiones. De igual manera, ya que todas las ruedas pueden funcionar al unísono para transmitir la fuerza al asfalto, sorprende cómo tracciona.
Lo interesante de contar con dos unidades eléctricas en el tren anterior es que también intervienen en la dinámica, facilitando la entrada en curva.
Nos hemos conocido durante una única y corta jornada, pero el NSX es de los que dejan huella. Con un Porsche 911 Turbo S o un Nissan GT-R NISMO se pueden vivir experiencias de aceleración parecidas, pero quizá sin la explosividad que aparejan los ayudantes eléctricos de este japonés. Si los superdeportivos venideros van a ser como éste, bienvenidos sean
Texto: Juan Pablo Esteban
Motor térmico | Gasolina, 6 cilindros en V, biturbo |
Cilindrada | 3.493 cm3 |
Potencia | 507 CV entre 6.500 y 7.500 rpm |
Par | 550 Nm entre 2.000 y 6.000 rpm |
Motores eléctricos | Dos delanteros y uno trasero |
Potencia máxima | 37+37 CV (del.), 48 CV (tras.) |
Par máximo | 73+73 Nm (del.); 147 Nm (tras) |
Motor híbrido | Sistema híbrido eléctrico-gasolina |
Potencia máxima combinada | 581 CV |
Par máximo combinado | 646 Nm |
Velocidad máxima | 308 km/h (aprox) |
Aceleración | N.D. |
Precio base | 200.000 euros (aprox.) |
Ya tengo claro que quiero uno, pero ahora surge una cuestión importante. ¿Dónde me lo compro? Debes saber que en España no se vende, pese a que en la web de nuestro país aparece entre los modelos de la marca. En la misma indican varios concesionarios a los que remitir la petición (en Italia, Suiza y Reino Unido; tres en Alemania; y dos en Francia). Nuestra nación vecina es la más cercana si decides adquirir este superdeportivo, con dos sedes, París y Mónaco.
En todo caso, el mantenimiento debe realizarse en esos centros autorizados, lo que implica el engorro de tener que llevar el coche hasta allí o bien organizar el traslado. Claro que esto es un problema menor si tu economía te permite desembolsar los 200.000 euros (precio aproximado con impuestos) que cuesta la “criatura”. Nos cuentan desde la marca que hay tres clientes españoles interesados en hacerse con uno… ¿Lo veremos por nuestras carreteras?