El enfrentamiento que vive el sector del taxi con las administraciones y los portadores de licencias VTC ha llegado a un punto de no retorno. Ahora mismo se encuentran en una huelga que cada día suma más suscriptores y a la que no se le ve una fácil solución. La reunión que el sector tuvo en la sede del Ministerio de Fomento finalizó sin ningún tipo de acuerdo, algo que era previsible.
Como se anunció, Pedro Saura, secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda -que es quien lidera las negociaciones por parte del ministerio de Fomento-, propuso transferir las concesiones de las licencias VTC a las Comunidades Autónomas. Algo que no fue aceptado por el sector del taxi.
Este sector respondió con la propuesta de un Decreto Ley en el último Consejo de Ministros antes del parón veraniego que permitiera a los ayuntamientos imponer nuevas licencias municipales a Uber y Cabify, entre otros; al estilo de lo que se ha querido limitar en Barcelona.
Pero esto tampoco es posible. La viabilidad de estos permisos municipales adicionales solo sería una realidad mediante la gestación de una ley orgánica que necesita de varios meses de elaboración y la revisión por parte de ambas cámaras. Un proceso que se alargaría aún más en el tiempo ante el inicio de las vacaciones de los congresistas y senadores.
Un problema adicional que se atisba en el futuro es la imposibilidad de que las nuevas normativas, leyes, decretos o el modo en el que se le termine dando forma esta nueva regulación que satisfaga las peticiones del sector del taxi nunca podría tener carácter retroactivo. Es decir, las licencias VTC ya concedidas se mantendrán. No se podrán retirar. Como sucede con las del sector del taxi, son concedidas sin opción de revisión.
Es por esto que resulta difícil lograr esa relación de 1 licencia VTC por cada 30 de taxi, según señala la Ley Orgánica de Transporte Terrestre. Y las cifras, hoy día, están lejanas a cumplir con esta premisa. En Madrid, por ejemplo, hay 15.723 taxis frente a unos 4.300 VTC en lo que supone una relación de 1 a 4. Y la relación podría ser inferior pues hay más de 2.000 peticiones de VTC en estudio.
La otra opción presentada es la aumentar el número de licencias de taxis. Sin embargo, esta medida tampoco gusta, pues entienden que no hay suficiente pastel para todos. El problema que subyace en el fondo en este caso es que, este sector también ha sufrido una especulación con los precios de las licencias (mucho más grave hace una década que ahora), y estos permisos cambiaron de manos con precios que alcanzaron los 180.000 euros.
Esto obligó a los nuevos propietarios a la firma de préstamos a muy largo plazo, a sufrir jornadas de 10 y 12 horas y a alquilar el vehículo el tiempo que no estuvieran trabajando a terceros para poder cumplir con todos los gastos.
Un grupo de unos 500 vehículos se mantienen ocupando la Gran Vía de Barcelona, los paros se han extendido a otras ciudades como Madrid, Valencia o Zaragoza, y las reivindicaciones podrían subir de nivel pues el sector del taxi de la capital ya ha advertido que ante la falta de solución del problema podrían llegar a ocupar parte del Paseo de la Castellana.
Y, todo, precisamente, en unas fechas en las que un importante número de turistas llegan a España a disfrutar de sus vacaciones. Un sector que en 2017 movió 172.900 millones de euros lo que supone el 5,7 % de nuestro PIB.
Hoy volverá a haber una reunión en el ministerio con los portavoces de los propietarios de licencias VTC y mañana se reunirá el Consejo Nacional del Transporte para buscar una salida con las Comunidades Autónomas. Y, todo esto, sin visos de solución cercana que desbloquee el problema.