Y cuando el gas se había postulado como una alternativa a las mecánicas de gasolina y diésel llega un estudio que señala que los también conocidos como GNC y GLP podrían ser tan negativos para el medio ambiente como aquellos a los que quieren sustituir. Ha sido la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente la que ha señalado que sus efectos negativos son prácticamente los mismos que los de las mecánicas que pretenden sustituir.
Un estudio realizado por esta federación apunta que el ahorro en emisiones de CO2 estaría entre el 6 % y el 7 % con respecto a un motor de gasolina convencional algo que, aunque supone un avance, no representa la revolución tan deseada. Este dato choca con algunos datos que han sido anunciados por las marcas. Por ejemplo, SEAT apunta a que sus motores logran un ahorro de emisiones del 25 % al utilizar el GNC.
Reducción de emisiones
Donde sí se nota esta reducción de emisiones es ante otros agentes contaminantes como los NOx (óxidos nitrosos), plomo y azufre, por ejemplo. Es precisamente esto lo que les ha permitido hacerse con las pegatinas ECO de la DGT. Aunque la misma asociación recalca que con la llegada de las últimas generaciones de motores diésel, la introducción de los filtros de partículas, los cambios efectuados en los tubos de escape o la aparición del AdBlue, se ha conseguido minimizar las diferencias entre estas mecánicas.
Pero esta situación podría revertir próximamente. Desde Europa ya se han iniciado los trámites para que los motores diésel y gasolina continúen reduciendo sus emisiones con vistas al futuro. La cifra que se ha puesto sobre la mesa es la del 35 % para el año 2030, aunque no es definitiva. Así, para entonces, los gasolina y diésel serían menos contaminantes que los de gas.
Mejoras evidentes
Donde sí encontramos una ganancia es en el coste por kilómetro realizado. Aunque aquí también habría que preguntarse si esta ganancia se debe al bajo precio por litro del que presume por la escasa demanda que este carburante tiene en nuestro país. Lo normal será que este precio suba a medida que la demanda crezca. Y esto lo hará al ritmo que estas mecánicas aumenten su cuota en el mercado. Por el momento, el sector del taxi ya ha comenzado a utilizarlo de forma gradual.
El punto en el que gana y que mantendrá, independientemente de los futuros cambios en las mecánicas, los costes o las emisiones, es la sonoridad. Es mucho más silencioso que cualquier otro carburante, un aspecto en el que solo le gana el eléctrico.