Europa quiere decir adiós a las mecánicastérmicas tradicionales. Las últimas noticias nos llegan desde Francia donde el gobierno liderado por Emmanuel Macron pretende que los fabricantes se impliquen de forma directa en la renovación del parque móvil del país, sufragando buena parte de las ayudas que hoy día se dan en el cambio de un coche con motor tradicional por otro ecológico.
Ha sido el ministro de finanzas, Bruno Le Maire, quien ha puesto la medida sobre la mesa. El país vecino quiere eliminar de sus calles y carreteras los vehículos más contaminantes y que las marcas se impliquen en este cambio. Esta medida se sumarían a la subida de los impuestos a los carburantes. Así, mientras que el diésel soportaría un aumento de 6 céntimos por litro, la gasolina lo haría en unos 3 céntimos por litro. Estas medidas estarían en sintonía con las que ya propuso hace unos días Alemania, con ayudas a la compra de vehículos nuevos y a los cambios mecánicos que se hagan en los más contaminantes.
Pero no todo queda ahí. París también estudia una posible prohibición de circulación de vehículos diésel por sus calles en 2024, independientemente de su fecha de fabricación, mientras que a los de gasolina les llegaría esta restricción en 2030. Mientras, en España, se suceden las quejas por las restricciones que se han iniciado en algunas ciudades como Madrid o a las que se han anunciado en Barcelona y su área metropolitana; se denuncian las próximas subidas de impuestos del diésel que buscan igualarlos con los de la gasolina; y estamos a la espera de que se aprueben los presupuestos para que las ayudas a la compra de vehículos ecológicos tomen forma.
Eso sí, los fabricantes y concesionarios ya se implicaron en la renovación del parque en los antiguos planes PIVE cuando de los 2.000 euros que recibía un comprador, 500 euros los ponía el fabricante y otros 500 el concesionario. De los 1.000 restantes, 500 euros los sufragaba el Gobierno central y los últimos 500 la Comunidad Autónoma en la que se realizaba la compra.