Ford Mustang 2015

Tras más de cincuenta años, Ford decide traer a Europa su automóvil más icónico, el Ford Mustang 2015. Y lo hace con un producto rompedor, divertido y poderoso, gracias a una oferta mecánica contundente.

Posiblemente sea uno de los automóviles más representativos para los amantes del mundo del automóvil y pese a una larga espera, el Ford Mustang por fin está aquí. La razón de tanta demora queda justificada con la presencia de un deportivo evolucionado, eficiente y potente. Un modelo global con el que Ford pretende recuperar mucho músculo.

Más grande
Con respecto a la anterior generación, la batalla se mantiene en  2,70 metros. Sin embargo, el nuevo Mustang crece 40 milímetros a lo largo, hasta alcanzar los 4,78 metros y sobre todo, a lo ancho, con 20 centímetros más, hasta situarse en los 1,90 metros. El frontal es bajo y perfilado, con un capó abultado, construido en aluminio y una parrilla presidida por el famoso caballo que da nombre al modelo. En la zona baja, encontramos un “splitter” que incrementa la carga aerodinámica a alta velocidad. Los grupos ópticos de xenón albergan en el interior tres franjas de diodos luminosos, que hacen las funciones de luces de conducción diurna. Una tecnología que también está presente en los pilotos traseros.
En lo que a la versión descapotable se refiere, la capota de tela solo está disponible en un discreto tono oscuro. La apertura y cierre de la misma se realiza de forma eléctrica aunque es preciso desanclar un cierre manual, ubicado en el centro del parabrisas. En este sentido, me gustaría remarcar que, bajo la fuerte tromba de agua que cayó durante nuestra toma de contacto, el aislamiento y la estanqueidad fueron perfectos. Un tanto a su favor.

Interior deportivo
Al acceder al habitáculo, el Mustang no puede ocultar su origen norteamericano. Todos los plásticos y materiales presentan un acabado más que correcto, aunque les falta un peldaño para alcanzar el título de “Premium”. Los asientos, de cuero, sujetan bien y son cómodos. En opción, pueden ser calefactados y disponer de refrigeración. Sin embargo, deben saber que en el catálogo de extras, encontramos unos de tipo baquet, firmados por Recaro, que aportan una sujeción excelente a cambio de un coste bastante razonable. En cuanto a las plazas traseras, por diseño y espacio solo son recomendables para breves trayectos.

Un gran corazón
Hablarles de Mustang es hacerlo de la vieja escuela americana y de potencia a raudales. Esto implica adoptar una mecánica de gasolina V8, aunque, en este caso, situada casi por completo por detrás del eje delantero, lo que contribuye a un óptimo reparto de masas. El propulsor en cuestión cubica 4.951 cm3 con los que se obtiene una potencia de 421 CV y un par de 530 Nm, que envía a las ruedas traseras. Gracias a semejante potencial, el modelo norteamericano alcanza los 250 km/h de velocidad punta, limitada electrónicamente, y  es capaz detener el crono en 4,8 segundos en la maniobra de aceleración de 0 a 100. Para aquellos que prefieran algo más comedido y eficiente, pueden recurrir al nuevo bloque de gasolina 2.3 Ecoboost de 317 CV. En este caso, la velocidad máxima llega a 234 km/h y acelera, de 0 a 100, en 5,8 segundos. Asimismo, otro aspecto meritorio es el consumo que, en ciclo mixto, asciende solo a 8,0 litros cada 100 kilómetros. Ambos motores se pueden combinar con una transmisión manual o con una automática, con convertidor de par, en ambos casos con seis velocidades.

Adiós al eje rígido
La mala climatología reinante el día de nuestra toma de contacto, no impidió que sacáramos unas valiosas conclusiones dinámicas. El Mustang es un vehículo ágil, que permite circular rápido en curvas amplias y, sobre todo, en línea recta. Uno de los puntos clave de la mejora del nuevo modelo, lo encontramos en el diseño de la suspensión, completamente rediseñada. El eje rígido trasero deja paso a otro independiente de paralelogramo deformable. Además, la versión V8 incluye, de serie, el “Performance Package” que incluye un sistema de arranque desde parado o “Launch Control”. Asimismo, todas las versiones pueden desconectar, por completo, el control electrónico de estabilidad y el de de tracción, aunque no lo recomendamos en absoluto, a la vista de la desmesurada potencia disponible. En este sentido, el conductor puede seleccionar los diferentes modos del control dinámico de la conducción: “Normal”, “Sport+”, “Track” y “Snow/Wet”. Igualmente, la dirección asistida dispone de tres modos de funcionamiento: “Confort”, “Normal” y “Sport”. Y para rematar el conjunto, encontramos un equipo de frenos, firmado por Brembo, con discos ventilados de 352 milímetros, en el eje delantero, y de 330, en el trasero. En definitiva, un vehículo pensado para disfrutar gracias a la generosa cifra de potencia disponible y por la melodía que emiten los escapes.

Para pensárselo… ¿o no?
Adquirir un Ford Mustang es más una cuestión pasional, que racional. No obstante, algún indeciso dará el paso definitivo, al saber que la versión de acceso del Ford Mustang 2015, con el motor 2.3 Ecoboost de 317 CV y carrocería “Fastback” está a la venta desde 37.000 €, cifra que se incrementa hasta los 41.000, para el “Convertible”. En el caso del V8, esa cifra asciende a los 44.000 € para la versión cerrada y 48.000, para la descapotable. En todos los casos deberán añadir 3.000 € más, si desean el cambio automático. Creo que es el momento de comprar un cerdito y empezar a ahorrar ¿ustedes qué piensan?