Hace tres años, Ford se decidió a dar el paso y permitir a los conductores europeos disfrutar del que es uno de sus modelos más representativos en Norteamérica: el Ford Edge. El SUV de tamaño D americano se unía así a los Ford Ecosport y Ford Kuga completando así una familia de todocaminos capaz de cubrir las necesidades de cualquier seguidor de la firma del óvalo.
Pues bien, tres años después de aquel ‘desembarco’, acaba de presentar una actualización que no solo se centra en el apartado estético sino que, también, afecta a su gama de acabados y, sobre todo, a su dinámica de conducción, incluyendo sus mecánicas.
Cambios sutiles
Estéticamente, el Ford Edge presenta un diseño más afilado. Parte de culpa la tiene la llegada de una nueva calandra, más estilizada y en consonancia con el resto de productos de la gama,:luces delanteras más finas con tecnología Full LED matricial y con una luz diurna que cambia de posición, paragolpes más robustos o un portón trasero rediseñado en el que curiosamente, desaparece la tira de LED que conectaba los faros en detrimento de una moldura en negro brillante. Nuevos juegos de llantas de aleación y una paleta compuesta hasta por 11 colores diferentes completan esos cambios externos.
En el habitáculo, los cambios son menores. Los ingenieros de Ford se han dedicado a mejorar la insonorización del habitáculo; actualizar las funciones del sistema multimedia SYNC3; y aumentar el número de huecos portaobjetos. En este caso ha ayudado la inclusión de un inédito mando giratorio para la caja de cambios, al estilo de los Jaguar-Land Rover. Por lo demás, se mantiene esa consola central presidida quizá por demasiados botones, así como el intuitivo cuadro de instrumentos digital.
Tampoco cambia la habitabilidad y el Ford Edge mantiene su configuración interna para cinco ocupantes, con una segunda fila amplia y espaciosa, así como con un enorme maletero que cubica 602 litros hasta la bandeja; 800 litros hasta el techo; y 1.847 litros cuando se abaten los respaldos de la segunda fila.
Elegante o deportivo
Ahora bien, la gran novedad la centra la llegada de los acabados ST Line y Vignale, que se unen a los ya existentes Trend y Titanium. Una solución que Ford ya ha empleado en sus principales modelos (Ford Fiesta, Ford Focus, Ford Kuga, Ford Mondeo…) cerrando así el círculo con este renovado Ford Edge.
En ambos casos, las medidas externas se mantienen, ofreciendo una longitud de 4,83 metros, una anchura de 1,93 metros y una altura de 1,69 metros. No obstante, lo que varía es la manera de presentar ese ‘envoltorio’, pues cada acabado cuenta con detalles exclusivos. Mientras que el ST Line está enfocado a un conductor más ‘canalla’, amante de lo deportivo, el Vignale busca la distinción y un toque más de refinamiento.
Desgranamos los acabados
Así, el Ford Edge ST Line presenta una calandra en negro, color que también se emplea para los embellecedores de las ventanillas, paragolpes deportivos, llantas de 20 pulgadas (en opción hay unas de 21 pulgadas), asientos deportivos tapizados en cuero perforado y con costuras en rojo, volante deportivo, asientos en aluminio, calefacción para los asientos traseros o molduras en negro. Dinámicamente también ofrece variaciones al equipar una suspensión deportiva.
Por su parte, el Ford Edge Vignale cuenta con una calandra específica cromada y con un tramado en forma de olas, llantas de 20 pulgadas de estilo Premium Vignale, asientos de cuero perforado Windsor (material que también se emplea en puertas y reposabrazos central) o faros Bi-LED. En ambos, el sistema multimedia es el comentado SYNC3 con navegador. A este se suma el nuevo equipo de sonido firmado por B&O con 12 altavoces que envuelve por completo a sus ocupantes.
Solo en diésel
Mecánicamente, el elemento más destacado es la llegada del nuevo bloque 2.0 EcoBlue Bi-Turbo de 238 CV en combinación con la mencionada caja de cambios automática de ocho relaciones. Un escalón por debajo aparece la versión de 190 CV (antes 180 CV) animada por el mismo bloque diésel de 2,0 litros, con un solo turbo en este caso, y combinada con la caja de cambios manual de seis relaciones.
El punto en común entre ambas es el inédito sistema de tracción total inteligente. En esta actualización permite desacoplar el eje trasero de manera automática para así priorizar el consumo. No obstante, ante la menor pérdida de agarre, el sistema vuelve a combinar dicho eje, entregando el par necesario para que el Ford Edge se mantenga siempre pegado al suelo. Ford anuncia un consumo de 6,0 l/100 km en la versión de 190 CV y de 6,7 litros en el Bi-Turbo.
Prueba extrema en nieve
Para conocer más en profundidad las virtudes de este nuevo sistema de tracción inteligente, lo pudimos probar en la nieve escandinava. Equipados con el nuevo motor de 238 CV y con la transmisión automática de 8 velocidades, los Ford Edge se comportaron de manera exquisita en todos los contextos.
Dado el clima reinante, las condiciones de la vía (con una limitación de 80 km/h) y el montaje de unos neumáticos de invierno con clavos, la percepción que tuvimos del vehículo poco puede extrapolarse a las carreteras españolas. La caja de cambios ofrece un funcionamiento rápido e imperceptible. El sistema AWD Inteligente actúa a la hora de acoplar y desacoplar el eje trasero, sin perder un ápice de seguridad ni agarre. En estas condiciones, el consumo medio obtenido fue de unos satisfactorios 7,6 l/100 km.
Gran comportamiento off road
Ahora bien, el plato fuerte fue poder estrujar al Ford Edge tanto en un circuito helado como en una zona off road. En el primero, el sistema de tracción se muestra muy intrusivo a la hora de intentar que el coche patine, por lo que cumple completamente con su función. Solo lo logramos con el control de tracción desactivado. Aunque, para ello hay que dosificar bien la gestión del freno y el acelerador.
Por su parte, en el tramo fuera pista, el Ford Edge demostró tener muy buenas maneras, siendo capaz de superar sin dificultades rampas con inclinación, fuertes pendientes y hasta un balancín. Cierto es que pocos usuarios le buscarán las cosquillas en este terreno y que quizá su buen hacer se deba también al montaje de los comentados neumáticos; pero el Ford Edge no dio síntomas de debilidad en ningún momento.
Amplía su seguridad
Antes de entrar en la gama, Ford también ha incrementado la dotación de seguridad del Ford Edge. Aglutinados bajo el sistema Ford Co-Pilot 360, el todocamino americano estrena la función Stop&Go para el control de velocidad de crucero adaptativo, el cual se combina con el sistema activo de cambio involuntario de carril y con el sistema de detección de obstáculos en el ángulo muerto.
Igualmente, aparecen el nuevo asistente de maniobra evasiva, que permite a los conductores realizar una maniobra de esquiva más eficaz (apoyada por el sistema) cuando se detecta un obstáculo en el camino o el freno postcolisión, que ayuda a reducir el impacto de una segunda colisión al aplicar de forma automática presión de frenado cuando se detecta un primer impacto.
Así queda la gama
Ford ha abierto las solicitudes para pedir el nuevo Ford Edge. Aunque las primeras unidades no llegarán a los concesionarios hasta las primeras semanas de 2019. Con todo, la gama queda estructurada de la siguiente manera:
Opciones | Potencia | Precio |
Ford Edge Trend 2.0 TDCi 4×4 | 190 CV | 46.125 € |
Ford Edge Titanium 2.0 TDCi 4×4 | 190 CV | 49.125 € |
Ford Edge ST Line 2.0 TDCi 4×4 | 190 CV | 52.325 € |
Ford Edge Vignale 2.0 TDCi 4×4 | 190 CV | 57.325 € |
Ford Edge Titanium 2.0 Bi-TDCi 4×4 | 238 CV | 54.825 € |
Ford Edge ST Line 2.0 Bi-TDCi 4×4 | 238 CV | 58.025 € |
Ford Edge Vignale 2.0 Bi-TDCi 4×4 | 238 CV | 63.025 € |
Texto: Karam el Shenawy