El Ministerio de Fomento pondrá a concurso las autopistas que estén en quiebra para ceder su explotación a empresas privadas. En la actualidad, estas vías serían rentables si no fuera por la deuda que han ido acumulando de otros años. De esta forma, se evita que sea el propio Ministerio tenga que rescatar a estas vías.
Íñigo de la Serna, el titular del Departamento, ha comentado que ya se han iniciado los preparativos para poder sacarlas a subasta pública. Será Seittsa, una sociedad dependiente de su Ministerio, la que se quedará con alguna de estas autopistas para su posterior licitación.
El importe que conseguirían con el rescate serviría para pagar la responsabilidad patrimonial de la administración sin que las arcas públicas se vean afectadas. Se trata de un importe, algo inferior a los 3.000 millones de euros según el ministro pero de unos 5.000 millones según el sector, que debe abonar a los actuales concesionarios de las vías por la inversión que realizaron en el momento de su construcción.
“Son viables si no se considera su ‘mochila’, arrojan un beneficio bruto de explotación (Ebitda) positivo y alguna de ellas presenta aumento de tráficos mensuales de casi el 20%”, ha destacado de la Serna durante su intervención en El Economista.
En 2014, se inició la propuesta de un plan de rescate para las autopistas que más deuda acumulaban y que estaban encaminadas a la quiebra. Las negociaciones que mantuvieron con los acreedores de las vías no llegaron a buen puerto.
Ahora, las ocho autopistas quebradas se encuentran en manos de los tribunales. De momento, los jueces encargados de los diferentes procesos de liquidación están suspendiéndolos o dejándolos en suspenso. De esta forma, si el Ministerio tiene que quedárselas en un futuro, pueden prepararse para realizar la maniobra.