Continúan los malos augurios sobre las mecánicas de gasóleo. La última en aportar su granito de arena ha sido la consultora Oliver Wyman. Esta ha señalado que la prohibición definitiva del diésel llegará a España en 2025. Mucho antes de lo que algunos preveían. Y eso que los españoles ya han expresado que no queremos que se prohíba el diésel.
Esta es, al menos, la conclusión a la que ha llegado el departamento Automotive & Manufacturing de Oliver Wyman. El encargado de darlas a conocer fue Joern A. Buss, uno de los directores de la compañía y el marco elegido para la comunicación fue un evento en Detroit, dando así cariz internacional a esta previsión. Pero no todo son malas noticias. También muestran su conformidad con algunas de las actuaciones que se están llevando a cabo.
Rutas paralelas
Este pronóstico llega después del terremoto que suscitaron la semana pasada las declaraciones de Teresa Ribera, ministra de Transición ecológica, quien aseveró que el diésel tenía los días contados en nuestro país. A esto se suman diversas políticas regionales en España emprendidas por consistorios locales como los ayuntamientos de Madrid y Barcelona que limitan, o impiden, el acceso de estas mecánicas en días con altos índices de contaminación; y de gobiernos regionales, como el de las Islas Baleares, que ya habría puesto fecha a la prohibición de esta mecánica.
Pero, la realidad, expuesta también por la propia consultora Oliver Wyman, estriba en que nuestro país no es único. Estas políticas están en consonancia con las que ya han iniciado otros países de nuestro entorno como Francia, Reino Unido, Noruega, Holanda o India así como otras ciudades europeas donde las ciudades alemanas son las que más se están moviendo en este sentido.
Calendario de fechas clave
La consultora ha hecho especial hincapié en la necesidad de imponer un calendario de fechas clave para la prohibición del diésel a nivel europeo. El que cada país legisle de manera independiente no ayuda a la industria automovilística en su necesaria transformación. Y recuerdan que, para hacer este cambio, los fabricantes necesitan importantes presupuestos para crear nuevas líneas de investigación, adaptar sus fábricas y desarrolla nuevos modelos. Así, señalan que será difícil que esta transformación se produzca antes de 2030; aunque hay quien la sitúa en el año 2040.
Eso sí, considera positivas las regulaciones de tránsito y aparcamiento que están sufriendo los vehículos. Admiten que pueden parecer severas a primera vista; pero representan una gran oportunidad para planificar la transición hacia los vehículos eléctricos.