Con casi 20 años de trayectoria profesional no son pocos los coches de calle que ha conducido Alonso. Pero aquí te destacamos sus preferidos. Hay auténticas joyas.
Polarizante como pocos Fernando Alonso es tan aclamado como criticado. Sea como fuere, lo que es innegables es la carrera profesional que le respalda, con 32 victorias en la Fórmula 1, 97 podios y dos títulos del mundo. Sin embargo, esta no es la única disciplina que ha probado el piloto asturiano quien también ha sido ganador de Las 24 Horas de Le Mans o del Campeonato WEC de resistencia. Pero por si eso no fuera suficiente, también ha participado en las 500 Millas de Indianápolis e incluso en el Rally Dakar.
Muchos le denominan como el piloto total pero él siempre ha tenido predilección por el Gran Circo y por ello esta temporada ha vuelto a enfundarse el mono a los mandos del Alpine A521, en el que los resultados parece que comienzan a llegar.
Por eso, aprovechando el buen momento por el que está pasando el asturiano, vamos a hacer un repaso a sus principales coches. Pero estas líneas no son para hablar de sus bólidos de competición, que han sido muchos y muy variados, sino para hacer un repaso al garaje que ha ido formando el propio Fernando Alonso desde que es profesional. En él hay lugar para todos los coches que uno querría tener. ¿Sabes cuál es su preferido?
Ha sido su última adquisición y es un Alpine A110S muy especial pues no solo está decorado con los colores de la escudería para la que corre sino que también se le ha personalizado (incluye entre otros el número 14 con el que compite). El Alpine A110S supone una evolución del A110 que apareció hace algo más de dos años en lo que fue el renacimiento de la mítica marca deportiva de Renault. Su motor 1.8 Turbo genera 292 CV que son 40 CV más que el A110. Su precio, bastante asequible para un piloto de la talla de Alonso: 71.300 €.
Dado el matrimonio deportivo que tuvo con Toyota y que le llevó a ganar las 24 Horas de Le Mans y a participar en el Rally Dakar con la marca japonesa, era de recibo que Alonso adquiriera otro mítico coche: el Supra. En este caso por la versión más deportiva alimentada por el exquisito motor de 3,0 litros y seis cilindros en línea de origen BMW que entrega 340 CV acoplado a una caja de cambios automática de ocho relaciones.
La perfecta definición de capricho. Fue una especie de regalo de despedida de la F1 que eso sí, le costó cerca de 1,6 millones de euros. Un superdeportivo de lo más exclusivo que esconde un V8 biturbo de 4,0 litros que genera 815 CV y 800 Nm de par. Cifra un 0 a 100 km/h de 3 segundos y alcanza los 200 km/h en 6,7 segundos. Además se puede pedir sin parabrisas por lo que es una excusa perfecta para lucir sus siempre llamativos cascos.
Tras su regreso al equipo McLaren y la combinación de este último con el motorista Honda, Alonso no quiso desaprovechar la oportunidad de emular a su gran ídolo, Ayrton Senna. Y es que si el piloto brasileño participó en el desarrollo y puesta a punto del primera NSX, Alonso quiso aportar su granito de arena llevando al límite en el circuito de Estoril (Portugal) a esta nueva y exclusiva segunda generación. Su corazón, un motor híbrido de 580 CV que tan solo necesita 3 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y alcanza los 307 km/h de punta.
Mientras fue piloto de McLaren-Honda, el coche de calle de Alonso era un espectacular Civic Type R. Al piloto asturiano siempre le han gustado los hot-hach, como comprobaréis más adelante. En este caso, el modelo nipón propone un motor 2,0 Turbo de cuatro cilindros que entrega nada menos que 310 CV y al que le acompaña una puesta a punto de escándalo. Pero más llamativo resulta sin duda su arriesgado y extravagante diseño. Como para querer pasar desapercibido.
Entre tanto Honda, Alonso se dio un capricho y le pidió al fabricante británico tener también uno de sus roadster. Se decantó por el 650 S Spider, situado en el centro de la tabla de la marca, con un motor V8 biturbo de 3,8 litros que eroga nada menos que 650 CV y 678 Nm de par. Competía directamente con el NSX en deportividad pues su dato de 0 a 100 km/h es calcado: 3 segundos aunque alcanza una punta mayor, de 329 km/h.
Comenzamos la etapa del Cavallino Rampante con el que fue el coche más radical jamás construido por la Scuderia. Lanzado en 2013, solo se realizaron 499 unidades para todo el mundo y aunque Alonso no se llegó a quedar con una de ellas, sí que la disfrutó durante muchos de los meses que estuvo en Maranello. Una auténtica máquina que escondía un V12 de 6,3 litros con 800 CV en combinación con otro eléctrico (sí, era híbrido) de 163 CV. En total: 963 CV de potencia para un auténtico monoplaza vestido de calle.
Fue el primer Ferrari que pasó por sus mandos cuando recaló en la Scuderia, algo así como un regalo de bienvenida. Era una auténtica maravilla escuchar el aullido de los 570 CV del V8 aspirado colocado en posición central. Entre algunos de sus datos: los 3,4 segundos para llegar a 100 km/h desde parado y los 325 km/h de velocidad máxima que alcanzaba. El valor de mercado del 458 Italia rondaba los 300.000 € por aquel 2010.
El Ferrari más polivalente y capaz. Con un diseño peculiar de tres puertas su interior estaba configurado para cuatro ocupantes con un maletero de además 450 litros. Pero lo importante es que estaba animado por un V12 que entregaba la nada despreciable cifra de 660 CV. Su precio, cerca de 300.000 €.
Fue durante un tiempo el modelo de acceso a la marca tanto por precio (en 2009 costaba menos de 200.000 euros) como por motor ya que el V8 de inyección directa (el primero en su historia) entregaba 460 CV. Fue también el primero en emplear un cambio automático de doble embrague. Entre sus virtudes, que se trataba de un roadster de techo duro que, todo sea dicho, llamaba bastante la atención, incluso la de Fernando Alonso.
Cuatro años después y dos subcampeonatos del mundo (para algunos tenían que haberse transformado en títulos) Ferrari despidió a Alonso con esta edición especial del 599 GTB. Solo se produjeron 40 unidades para todo el mundo, 39 si no contamos la que se quedó él. Estaba decorado con los colores de la Scuderia y su precio de partida rondaba los 350.000-400.000 euros. El V12 de 6,0 litros generaba más de 600 CV.
No todo iban a ser modelos del Cavallino pues como bien sabes Maserati pertenecía también al desaparecido Grupo FCA en lo que vendría a ser la vertiente lujosa del mismo. En este caso, Alonso recibió además del 458 Italia un GranCabrio para los días más soleados con el que evadirse escuchando el sonido del V8 de 4,7 litros y disfrutando de los 450 CV que entregaba. No parece mal plan para dar una vuelta por Maranello, ¿verdad?
Se le amontonaban. El tercer coche que se le prestó cuando llegó a Maranello fue un Abarth 695 Tributo Ferrari. Un pequeño cohete que le servía tanto para moverse con fluidez en el día a día de las abarrotadas calles italianas como para disfrutar de una jornada de velocidad y curvas en el circuito de Fiorano. Lo más parecido a un kart que pueda haber ahora mismo (la otra pasión del asturiano) su 1.4 Turbo entregaba 180 CV.
Puede que sea uno de los coches más lujosos y exclusivos que forman parte del garaje de Fernando Alonso. Solo se fabricaron 25 unidades y en su llegada a McLaren en 2007 lo tuvo claro, una era para él. Este modelo conmemora la victoria del Mercedes-Benz 300 SLR con el número 722 en la Mille Miglia de 1955. Equipaba un V8 de 5,5 litros que erogaba 650 CV y que tan solo necesitaba 3,6 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado.
No podía faltar. Al ser Nissan socio de la Alianza Renault Alonso solicitó una unidad de este Godzilla que impresiona tanto por aspecto como por rendimiento. Y es que el V6 de 3,8 litros se estira hasta los 550 CV logrando un 0 a 100 km/inferior a los 3 segundos.Y ojo, todo ello por un precio inferior, en aquella época a los 100.000 €.
Otra de sus joyas predilectas con un chasis optimizado y un motor 2.0 litros de 182 CV que empujaba como un demonio. Pero lo que más sorprendía era su estética, casi de competición.
Con él empezó todo, como diría aquel. Más allá de sus prestaciones, motor y rendimiento, es probable que todos recordemos el día en el Alonso lo exprimió en el circuito de Nürburgring, dejando casi sin aliento a Antonio Lobato.