La Comisión Europea insta a España a incrementar los tributos medioambientales y a reducir el uso de las subvenciones a los combustibles fósiles. En concreto, piden que se incrementen los impuestos a los vehículos diésel ya que emiten niveles superiores de varios contaminantes atmosféricos. De momento, el Gobierno español se ha negado a seguir esta recomendación, aunque desde el Ministerio de Hacienda sí tienen previsto equiparar los impuestos del diésel a los de la gasolina.
Aunque te cueste creerlo por la cantidad de dinero que pagas a lo largo del año en impuestos, España es el cuarto país de la Unión Europea que menos recauda a través de los impuestos medioambientales. En 2015, por ejemplo, los impuestos medioambientales representaron el 1,9 % del PIB; frente al 2,4 % de la media europea, según los datos de Eurostat.
Guerra abierta contra el diésel
El escándalo del “dieselgate” y los nuevos protocolos que están implantando las grandes ciudades europeas, que incluyen medidas como la prohibición de circulación a los vehículos más contaminantes, están provocando un descenso continuado de las ventas de vehículos diésel.
Un dato muy representativo es que, durante los meses de junio y julio, el diésel dejó de ser el rey de las ventas y se vendieron más vehículos de gasolina. A esto hay que sumarle que los vehículos híbridos y los movidos por energía alternativa se están haciendo, paulatinamente, un hueco en el mercado.
No es de extrañar, por tanto, que en países como Alemania no sepan qué hacer con más de 300.000 vehículos diésel que, a pesar de cumplir con la normativa Euro 5 y Euro 6, no son capaces de encontrar comprador. Y tampoco sorprende que cada vez sus ventas son menores, ya que estamos en pleno momento de cambio y se desconocen aún las medidas que se pueden implementar contra los vehículos más contaminantes.