Cada vez falta menos para que los vehículos con tecnología autónoma se comercialicen en el mercado. En los próximos años, las empresas fabricantes de coches autónomos conseguirán que éstos circulen sin la necesidad de que un conductor humano tome partido en su marcha (nivel 5).
De este modo, todas las decisiones que tengan que ver con el desplazamiento recaerán sobre la inteligencia artificial del vehículo, pero, ¿cuáles son los principios éticos que van a seguir los coches autónomos?
Esta es la gran pregunta. Vivimos un momento en el que el desarrollo de este tipo de vehículos conlleva grandes problemáticas (como ejemplo, el atropello con el coche autónomo de Uber) y la mayoría de ellas no están ligadas ni a la tecnología ni a la mecánica que presentan los diferentes modelos.
Por ejemplo, los gobiernos todavía no tienen claras las normativas que regularán su uso en las carreteras, no se sabe cómo actuarán los seguros para proteger estos coches y aún existe una gran desconfianza por parte del consumidor a la hora de valorar si son seguros o no.
En estos momentos, los fabricantes de coches autónomos desarrollan algoritmos para lograr que estos automóviles sean capaces de tomar sus propias decisiones. Sin embargo, el gran reto será distinguir cuál es la elección correcta en casos en los que la moral de cada uno puede ser diferente.
Por las circunstancias del tráfico, a veces se pueden generar situaciones difíciles en las que tenemos que decidir si debe primar nuestra seguridad o la de los demás.
Por ejemplo, elegir chocarse contra un muro antes que atropellar a un peatón o atropellarle dando más importancia a tu seguridad o la de tu familia; preferir (en caso de no poder evitarlo) atropellar a una persona adulta en vez de a un niño; decidir si es mejor atropellar a un ladrón o a un anciano, etc.
Son casos en los que la ética entra en juego y, por ello, se pone sobre la mesa la cuestión de quién debe decidir cómo van a actuar estos coches.
https://www.clicacoches.com/como-funciona-un-coche-autonomo/
Para ello, según El Confidencial, Patrik Lin, director del grupo de Ética y Ciencias Emergentes de la Universidad Politécnica de California, desarrolló una encuesta sobre el tema en la que participaron miles de personas y descubrió que existe una gran diversidad de opinión.
Más del 44% prefiere ser quien decida sobre cómo debe actuar su coche, si favoreciendo su seguridad y la de los suyos, la de los demás o apostando por el “mal menor”. Cerca del 12% escogió que la ética de los coches autónomos era una tarea que recae únicamente en los fabricantes. El resto se mostró indeciso.
En EEUU, algunos investigadores y expertos en el tema apuestan por una moral consensuada para las máquinas. Es decir, pretenden conseguir que la opinión de la mayoría sobre un dilema moral sea la que escoja el vehículo autónomo, considerando lo más ético aquello que más votos reciba.
Así, recoge La Vanguardia, el MIT Media Lab ha desarrollado un método para encuestar a la mayor parte de la población posible. Se trata de una plataforma online denominada Máquina Moral que, según sus autores, busca ” construir una imagen multitudinaria de la opinión de los humanos (usando crowdsourcing) sobre cómo las máquinas deben tomar decisiones cuando se enfrentan a dilemas morales”.
De este modo, se exponen diferentes situaciones éticas entre las que el usuario debe elegir y al final hacen un resumen con sus preferencias, comparándolas con lo que otros usuarios, por lo general, opinaron antes que él.
Lo presenta como un juego, pero se trata, como ves, de un asunto muy serio, con muchas implicaciones morales. Si quieres participar, pincha en el enlace del párrafo anterior.
Lo cierto es que sí. Tal y como publican en ABC, varios estudios demuestran que las personas prefieren que estos vehículos protejan a los peatones, en vez de a los ocupantes del coche.
Aunque, por lo general, cuando se les plantea la posibilidad de comprar uno, elegirían aquellos que favorezcan su seguridad, antes que la de los peatones. De nuevo, el dilema moral.
Es decir: en caso de que se fabriquen dos tipos de coches autónomos (los que favorezcan la seguridad de los peatones y los que primen la protección de los pasajeros), muy pocos consumidores comprarían los primeros, según estos informes.
Algo que para Francois Bonnefon, investigador de Economía de la Universidad de Toulouse (Francia), podría suponer un verdadero peligro.
Bonnefon señala que “tal vez se salven algunas vidas gracias a los algoritmos, pero habrá menos gente dispuesta a comprar o usar [los coches autónomos que protegen a los peatones], lo cual a la larga será negativo, porque estos vehículos pueden eliminar hasta un 90% de los accidentes de tráfico”. Sí, pero… ¿con qué criterio?