Con la crisis, el envejecimiento de los automóviles en nuestro país se disparó aún más
La crisis ha acelerado el envejecimiento del parque móvil en España, hasta tal punto que desde 2008 se ha pasado a una edad media por automóvil que roza los 12 años, tres más que hace nueve años.
A pesar del lanzamiento de planes de ahorro, la realidad es que los conductores tardamos cada vez en comprar un vehículo nuevo, e incluso no arriesgamos en llevar nuestro coche a un taller si la avería no es muy grave. En este aspecto, los españoles están empezando a solicitar al Gobierno la vuelta del Plan PIVE, cuya continuidad está en duda.
¿Fin al Plan PIVE?
Desde el pasado 1 de agosto, el Plan PIVE puso punto y final a su larga trayectoria. El programa llegó a su fin tras varias prórrogas y pese a las reclamaciones de los fabricantes de coches de mantener los incentivos que lograron aumentar la venta de turismos en 50.000 unidades.
Es cierto que las cantidades recibidas por parte de los compradores se habían reducido en 500 euros y que, además, la ayuda debía ser declarada como ingreso en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, una medida que a la postre reducía el ahorro final de los que se adherían al plan. Pero no es menos cierto que este descenso teórico de fondos se veía frecuentemente compensado por el mayor esfuerzo que realizaban las casas de automóviles para poder cerrar con éxito operaciones.
De hecho, según los datos presentados por la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles, el Plan sirvió para jubilar en torno a un millón de coches, gracias a la inversión de más de 1.200 millones de euros realizada por el Gobierno. Sin embargo, la flota española no frenó su envejecimiento pese a la ‘vacuna PIVE’, ya que en 2007 la edad media del coche español era de 8 años, mientras que en 2016 se a disparado a casi 12 años.
Mano a mano con la crisis
El gran logro de los planes PIVE, según la mayoría de las opiniones, es fue la capacidad de atraer a los posibles compradores a los concesionarios, incluso en marcas cuyos vehículos no podían beneficiarse del plan de ayudas. Sin embargo, el punto flaco de estos planes estuvo en no poder frenar el envejecimiento progresivo de nuestros coches.
Es una realidad que, en los últimos años, los conductores nos hemos agarrado cada vez más a nuestro coche de toda la vida. El estallido de la crisis económica en 2007 propició que el coche empezara a ser un miembro familiar cada vez más integrado, hasta tal punto que su media de edad en España roza los 12 años de antigüedad.
Igualmente, muchos conductores no quieren escatimar en ‘gastos innecesarios’, como puede ser una pequeña reparación. Actualmente se espera a que la avería sea mucho más grave para acudir a un mecánico, creyendo que así nos ahorraremos muchas más reparaciones. A diferencia de lo que se pueda pensar, la larga espera no solo puede provocar que los costes sean mayores, sino que también tengamos que despedirnos de nuestro vehículo y tener que comprar uno nuevo.
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