El fomento del coche eléctrico es una de las prioridades del gobierno de coalición PSOE-Podemos en materia de movilidad. Pero tanto el sector del automóvil como los diferentes promotores privados de recargas demandan más facilidades para la implantación de electrolineras al Gobierno. Ya que estas aún no abarcan, ni mucho menos, toda la red de carreteras.
Las trabas burocráticas actuales están impidiendo que muchas empresas privadas se lancen a invertir en electrolineras, impidiendo que la red crezca en consonancia con la media europea. Por eso, hoy el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha anunciado que el gobierno está trabajando en un decreto ley que impulse la creación de estas instalaciones de carga para coches eléctricos, según recoge La Vanguardia.
Ábalos no ha dado detalles sobre este real decreto. Sólo se ha limitado a avanzar que será una legislación similar a la que regula actualmente las gasolineras. De esta forma, lo que se busca es la entrada de más operadores privados en las instalaciones. El anuncio de este cambio normativo lo ha realizado hoy en el transcurso de VII Congreso Nacional de Ingeniería Civil, en Madrid.
Este anuncio se produce después de que el sector pidiera la declaración de estos establecimientos como “De utilidad pública”. Se trata de un estatus que rebaja la complejidad burocrática e incentiva la inversión privada. Además de estos pasos necesarios, según los expertos, en el pasado ya se eliminaron algunas trabas burocráticas, como la eliminación del gestor de carga, que permitía a entidades privadas (comercios, bares o restaurantes) “regalar” su electricidad para la recarga de coches eléctricos.
Además de impulsar la instalación de electrolineras con una legislación más laxa, el Gobierno está también estudiando la viabilidad de las ferrolineras como fuente de energía para las baterías. La energía generada por estas instalaciones, situadas en las estaciones de ferrocarril, podría suministrar electricidad a los vehículos a través de los puntos de recarga.
De momento, Renfe y Adif ya han hecho algunos ensayos, con resultados satisfactorios. Las ferrolineras lo que hacen es aprovechar la energía obtenida en el proceso de frenado eléctrico de los trenes. Parte de ella es aprovechada por otros trenes, mientras que el resto se disipa en forma de calor en las resistencias del tren, situadas en el techo de los vagones. Se ha comprobado que esta energía podría captarse y llegar hasta un convertidor, para pasar después a un sistema de almacenamiento que alimente el punto de recarga.