Según la Agencia Internacional de Energía, la creciente inversiones en energía renovable, la acelerada adopción del vehículo eléctrico y la desaceleración de las inversiones en carbón de China conseguirán que para comienzos de la próxima década se alcance el pico máximo en la demanda gas, carbón y petróleo.
La época del derroche y de la quema de combustible descontrolado está llegando a su fin. En otras palabras, la era de los combustibles fósiles está a punto de terminar. Una conclusión a la que ha llegado la Agencia Internacional de Energía (AIE) y que será efectiva antes de 2030 según los últimos análisis realizados y viendo los avances conseguidos tanto en la producción de energía verde como en la comercialización de los coches eléctricos.
El organismo, financiado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ya predijo en su momento que la producción de combustibles fósiles alcanzaría su pico a comienzos de la cuarta década de este siglo pero ahora ha retrasado dicha estimación gracias al esfuerzo y al trabajo realizado por los principales gobiernos. De hecho, según lo escrito por el director del AIE, Fatih Birol, en el Financial Times, “basándonos únicamente en las políticas actuales de los gobiernos de todo el mundo, incluso sin presentar ninguna novedad climática, la demanda de cada uno de los tres combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) alcanzará su punto máximo en los próximos años, siendo la primera vez que se ve un pico en la demanda de cada combustible en esta década”.
El auge de la energía eólica y solar, los cambios estructurales por parte de la economía China reduciendo las inversiones extranjeras en carbón y abrazando las energías renovables, son las principales causantes. Además, la Guerra en Ucrania ha empujado a muchas potencias europeas a invertir en fuentes de energía alternativas, incluidas las renovables. Todo lo cual sugiere que el fin de la “Edad de Oro del Gas” se acerca y que las inversiones en combustibles fósiles deberían desacelerarse. Sin embargo, Birol advierte que este avance no significa el fin del calentamiento global. Incluso según la perspectiva optimista de la AIE, la política actual no limitará la subida de 1,5º C en la temperatura de la Tierra, un hecho crucial para evitar los peores impactos del cambio climático.
Si bien la AIE acepta que será necesaria cierta inversión continua en combustibles fósiles en los próximos años para mantener la seguridad energética, Birol cree que sus proyecciones deberían ser una advertencia para los inversores de todo el mundo: “los picos de demanda que vemos basados en las políticas actuales no eliminan la necesidad de invertir en el suministro de petróleo y gas, ya que las caídas naturales de los campos existentes pueden ser muy pronunciadas”, añadiendo que “al mismo tiempo, socavan los llamados de algunos sectores para aumentar el gasto y subrayan los riesgos económicos y financieros de nuevos proyectos importantes de petróleo y gas, además de sus evidentes riesgos para el clima”.