La marca coreana, perteneciente al gigante Hyundai , no es ajena a la buena marcha (casi medio millón de usuarios registrados) del servicio propuesto en la capital española por empresas como Car2Go (la pionera, del grupo Daimler), emov (propiedad de PSA) y Zity (filial de Renault ). Así, la propuesta de coche compartido eléctrico de Kia es Wible. Ya opera en Corea del Sur (al parecer con éxito) desde el año pasado.
Junto a Repsol, lanzará a mediados de año una nueva plataforma con 500 unidades de un modelo que, previsiblemente, será su eléctrico Soul EV (5 plazas y 5 puertas), con una autonomía de 250 km. Wible ofrecerá la opción, en ciertos espacios, de rebasar el cinturón de la circunvalación M-30, una barrera que no siempre es posible franquear con algunos servicios equiparables, sobre todo para aparcar fuera de ella, evitando así la zona de estacionamiento regulado.
Los responsables de Kia avanzan que el usuario de Wible no tendrá que devolver el coche a una base fija, lo mismo que con Car2go, emov o Zity. Asimismo, apuntan que las gasolineras de Repsol, multinacional que comparte la propiedad de Wible al 50%, servirán de hub o punto de enlace para realizar a estos vehículos reparaciones menores o mantenimiento cotidiano.
También añaden que, como ciudades al estilo de París o Berlín, Madrid reúne las características idóneas para la puesta en servicio de esta clase de plataformas: regulación local adecuada, beneficios para coches eléctricos y de 0 emisiones (aparcamiento gratuito en espacio SER, autorización a circular por vías de alta ocupación o VAO…), una geografía específica y, sobre todo, la aceptación del público, así como el tamaño y la densidad de la población.
Para Kia, Wible, que sin duda contribuirá a impulsar una movilidad urbana más sostenible, también supondrá una buena fórmula para que muchos conozcan de primera mano sus coches y tecnologías, sobre todo usuarios jóvenes. La plataforma aparejará otros servicios de usabilidad asociados, si bien aún están por concretar.
A diferencia de Barcelona, este servicio mantiene su expansión en la capital de España. El sistema está consiguiendo alejar vehículos privados de la almendra central de la ciudad (solo en los tres últimos meses ha cosechado 100.000 usuarios más, se prevé que en 2025 se multipliquen por 4 y se estima que cada coche compartido evita de 5 a 10 automóviles particulares). La oferta actual está cifrada, hasta el inminente arranque de Wible, en 1.480 unidades, sin contar motos ni bicis eléctricas.
El funcionamiento de Wible es sencillo: basta con darse de alta en el servicio a través de internet, descargar la app, localizar el coche más cercano, reservarlo y conducir
Su funcionamiento no puede ser más simple: el usuario se da de alta por internet y baja a su móvil la app correspondiente (las hay que combinan todo el carsharing, motosharing y bikesharing disponible) para localizar dónde está aparcado el coche más cercano. Normalmente, se pueden reservar hasta con 20 minutos de antelación. Ya junto al coche, se abre desde la app y, una vez dentro, se coge la llave de la guantera, se arranca y se circula.
A todo ello, los automóviles de carsharing eléctrico de Madrid se pueden dejar en cualquier estacionamiento de la zona de servicio de cada compañía, con ventajas como aparcar en zonas verdes y azules SER sin coste (al ser todos 0 Emisiones de la DGT). Mejor aún: pueden circular por calles céntricas restringidas al vehículo privado y también durante los episodios de elevada contaminación protocolizados.
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Hay modelos, como los de emov, con cuatro plazas, que aseguran autonomía para rebasar la M-30. Un paso más es Zity: cinco plazas, cinco puertas, autonomía de 400 km con su Zoe y ampliación de la zona de servicio con tarifas desde 0,21 €/minuto (0,24 €/minuto emov y 0,21 €/minuto en Car2go, el pionero, únicamente biplaza).
Según el presidente de la Asociación Española de Carsharing, Pau Noy, “cualquiera que haga menos de 15.000 km al año con su vehículo, normalmente en entornos urbanos, ahorrará pasándose al coche compartido“.