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El peligro de conducir con resaca

La resaca merma nuestras capacidades para conducir, aunque no seomos conscientes de ello.

Mucho se nos ha alertado del peligro de conducir bajo los efectos del alcohol, algo que también conlleva multa a partir de unos mínimos (0,25 mg/l aire espirado o 0,5 g/l en sangre). Sin embargo, pocos son conscientes de que la resaca también nos afecta a la hora de ponernos al volante y cómo también se puede considerar peligroso aunque no esté penalizado con una sanción económica ni la pérdida de puntos.

La resaca está asociada al dolor de cabeza y el sueño, algo que por sí solo ya limita nuestras capacidades para la conducción. Pero también puede conllevar anorexia (falta de ganas de comer), diarrea, temblor, fatiga, náuseas, alteraciones visuales-espaciales, hormonales y en la circulación de la sangre.

Además, las personas que no están habituadas al consumo de alcohol, la digestión y eliminación de este es mucho más lenta por lo que, incluso varias horas después de haber dejado de beber, se podrían presentar restos en el cuerpo. Y, en un caso extremo y dependiendo de lo que hubieran bebido, dar positivo en un control de alcoholemia.

Dificultades para conducir

Así, tras la ingesta de alcohol, la actividad del cerebro se ralentiza hasta 16 horas después de desaparecer de nuestro cuerpo, aumenta el trabajo cardíaco y aumentan nuestras visitas al baño lo que puede provocar deshidratación en menor grado. También provocará que durmamos poco y cuando lo hagamos no descansemos bien. Además, se bajarán las defensas de nuestro sistema inmunológico, por lo que estamos más expuestos a virus y bacterias.

Un estudio realizado por la Universidad de Brunel (Reino Unido) demostró que los conductores que conducían bajo los efectos de la resaca superaban los límites de velocidad cuatro veces más, circulaban a una velocidad media de 15 km/h superior a la habitual, se saltaban los Stop y los semáforos el doble de veces y que la dificultad para conducir se multiplicaba por dos.

Inconscientes de nuestras limitaciones

Los expertos apuntan a un segundo problema en el caso de conducir con resaca. Cuando uno conduce bebido o maneja un dispositivo electrónico es consciente de que no será capaz de responder como corresponde ante una situación de peligro por lo que tiende a reducir la velocidad y a estar más atento a otras señales, a pesar de que su respuesta nunca será comparable a la de conducir sin haber bebido, con las dos manos en el volante y con la mirada atenta a la carretera.

Sin embargo, cuando uno conduce con resaca no es consciente de que sus facultades están mermadas y que su respuesta tampoco estará a la altura. Así, no toma precauciones de ningún tipo.

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