La marca de lujo francesa DS, integrada en el Grupo PSA, quiere estar presentes en diferentes sectores del mercado. Así, tras haber aparecido recientemente en el mercado, ponemos a prueba al DS 3 Crossback con el motor PureTech 130, cambio automático y en acabado Grand Chic, uno de los mejor dotados de la gama. Un modelo destinado a competir con los SUV premium de pequeño tamaño, tanto por precio como por la avanzada tecnología que incorpora.
Y es que DS apunta alto. Entre sus posibles rivales figuran el Audi Q2, de tamaño similar. O, en un formato más grande, el MINI Contryman o Mazda CX-3. De la misma forma, otros competidores de nueva hornada aunque con un precio más barato y aspiraciones más generalistas son los Volkswagen T-Cross y Volkswagen T-Roc. No te pierdas nuestra videoprueba al final del texto.
Desde el primer momento, el nuevo modelo de DS destaca por un estilo identitario con la nueva imagen del fabricante. Unos rasgos estilísticos que ya puso en marcha el DS 7 Crossback, el primer producto de esta última etapa que está viviendo la marca.
De esta forma, encontramos detalles muy cuidados. Por ejemplo, en la elaborada parrilla frontal y en las ópticas. Aparte de un aspecto muy estilizado, en esta versión Grand Chic apuestan por un tecnología poco vista en su categoría: los faros DS Matrix LED Vision. La iluminación que proporcionan es excelente. Los distintos módulos de ledes se adaptan a las condiciones de circulación, pudiéndose apagar o encender por segmentos para incluso rodar con las luces largas sin deslumbrar a los coches que vienen de frente.
Otro de esos elementos que marcan la diferencia son los tiradores escamoteables, al estilo de todo un Range Rover Velar. Mientras el coche está aparcado o en marcha, estos tiradores aparecen ocultos y perfectamente encastrados en la carrocería.
Se despliegan al tocarlos. O, de contar con la opción de acceso manos libres Proximity, incluida en esta unidad de pruebas del DS 3 Crossback, de manera automática al detectar la llave a menos de metro y medio. Según nos contaron desde DS, si falla el sistema eléctrico se pueden abrir mecánicamente.
El DS 3 Crossback es un coche totalmente nuevo en el catálogo de la marca gala. No nace como sustituto del DS 3, más pequeño y si cabe urbanita. El Crossback se asienta sobre una plataforma de mayor tamaño, que mide casi 4,12 metros de largo, 1,79 de ancho y 1,52 de alto. También la altura libre al suelo es considerablemente mayor.
No obstante, sigue fiel a uno de los rasgos más personales del DS 3, presente también en este nuevo coche. Me refiero a las denominadas aletas de tiburón, ese peculiar realce de la carrocería a la altura del pilar B. Mas allá de su impronta estética, conviene recordar que restan luminosidad y visión a los pasajeros de las plazas posteriores.
En relación al espacio a bordo, el DS 3 Crossback no sobresale, pero si tenemos en cuenta sus medidas podemos decir que juega bien sus cartas y mejora las justas cotas del DS 3. Delante la verdad es que parece más grande de los que realmente es; sobra altura al techo y al volante hay espacio para encontrar una cómoda posición.
Detrás tampoco es especialmente bajo, aunque para una persona de 1,80 metros de estatura, si va recostado en el asiento, su cabeza roza el saliente del techo que hay en esa zona. En todo caso, el punto más negativo es el acceso a esa segunda fila, ya que tanto las puertas traseras como el hueco de entrada son reducidos.
En cuanto al maletero, al abrir el portón encontramos un profundo hueco de formas regulares. Cubica 350 litros, cifra razonable para la envergadura del vehículo, si bien por debajo de algunos de sus adversarios, la mayoría de formato más grande.
Por otro lado, una vez dentro el DS 3 Crossback muestra un aire de exclusividad elevado. Para empezar, la tapicería de piel de los asientos, en esta versión Grand Chic, tiene muy buena presencia. Sobre todo si equipa la Inspiración Opera (cuesta 900 euros), uno de los ambientes interiores propuestos por DS. En opción se puede completar con los asientos calefactables (200 euros), con ajuste eléctrico y masaje (600 euros).
Además, la parte superior del salpicadero o las puertas están revestidas de cuero. Junto a ello, las elaboradas texturas presentes en los botones de la consola central o los perfiles metálicos de otros mandos van en ese misma línea efectista.
Más discutible, según el gusto de cada uno, es la disposición y manejo de esos mandos situados en la zona central, supeditados a un diseño en rombo cuando menos llamativo. Son táctiles, pero sin la respuesta háptica o acústica de otros modelos de gama más alta.
En general, la impresión es buena y aporta otras soluciones de caché como la instrumentación digital. El panel no es excesivamente grande, pero admite personalizar las indicaciones y las grafías son modernas. Por encima, el Head-up display, a través de una lámina en vez de una proyección sobre el parabrisas, también es de serie y muestra la velocidad con grandes dígitos.
Para concluir con el habitáculo, el sistema multimedia adoptado en el DS 3 Crossback Grand Chic es el más alto posible. Le acompaña una gran pantalla táctil de 10,3 pulgadas para gestionar muchas funciones. De hecho, hasta el control de tracción se desconecta desde ella. Se mueve con fluidez y su posición en lo alto del salpicadero es perfecta para no desviar mucho la vista de la carretera.
La gama del nuevo todocaminos francés contempla mecánicas diésel, gasolina y hasta una eléctrica denominada E-Tense. En este caso realizamos la prueba del DS 3 Crossback con el motor gasolina PureTech de 130 CV, punto medio de su oferta que también cuenta con opciones de 100 y 155 CV; en diésel se ofrece con el BlueHDi de 100 o 130 CV.
El PureTech 130 en cuestión es un propulsor de 1,2 litros y tres cilindros conocido en el Grupo PSA. En el DS 3 exhibe una respuesta agradable, salvando alguna vibración en arranque o acelerando. La sonoridad está bien contenida, sobre todo a ritmo de crucero, y desde velocidades cortas tiene buen empuje. Sin duda, es un motor capacitado para salir de la ciudad porque ofrece un buen rendimiento.
Hay tres modos de conducción: Normal, Sport y Eco. Se seleccionan desde un mando situado en la consola central aunque en verdad apenas se nota diferencia entre uno y otro, ni en prestaciones ni en consumo. El programa aparece reflejado en la instrumentación.
A diferencia de otras opciones de la gama, esta mecánica solo se combina con una transmisión automática por convertidor de par de ocho relaciones EAT8. Su funcionamiento es bueno para las pretensiones del coche, que busca más el confort y la facilidad de conducción que un rendimiento deportivo.
Las levas del volante permiten el cambio secuencial, un acierto para anticipar la reducción en algunas condiciones de circulación sin esperar a que lo haga de forma automática.
Respecto al consumo, este motor arroja en el DS 3 Crossback un gasto asumible. Sin embargo, ha sido más alto del esperado. La media anunciada por la marca es de 6,2 l/100 km, valor al que solo nos hemos acercado en un uso por carreteras secundarias de media velocidad. En vías rápidas hay que sumar al menos un litro más, y con algo de ciudad es fácil superar los 8 l/100 km.
El DS 3 Crossback es un todocaminos de orientación eminentemente asfáltica. Ello no le impide circular por caminos y pistas en buen estado, ya que la distancia libre al suelo es mayor que en un turismo. En este sentido, carece de tracción total o de programas específicos de uso off road.
En ciudad es un coche ágil de reacciones, y sus compactas dimensiones le ayudan a la hora de callejear o buscar aparcamiento. Por otro lado, en carretera da seguridad y el tarado de amortiguación resulta cómodo. Su naturaleza crossover y esa mayor altura mencionada no le penaliza en exceso.
El balanceo está ajustado con buen criterio: deja margen para el movimiento de la misma, en favor del confort, pero sin que transmita inseguridad. De ahí que no solo la ciudad esté entre su ámbito de acción, porque la clase del DS 3 Crossback trasciende mucho más allá de la urbe, y el coche se comporta bien por carretera y autovía.
El nuevo todocamino de DS no es un coche barato. Viene bien equipado y aporta elementos tecnológicos, y eso se nota en la factura final. La gama DS 3 Crossback parte de los 23.700 euros. La unidad probada del DS 3 Crossback Puretech 130, con acabado Grand Chic, se va hasta los 33.800 euros. Es un coste al nivel de un Audi Q2 Design Edition 35 TFSI, que viene peor equipado de inicio pero aporta un motor más prestacional.
También es más caro que un Mazda CX-3 Zenith 2.0 Skyactiv-G, acabado equivalente que además se combina con tracción total, esquema no disponible en la gama DS 3 Crossback.
Así y todo, conviene destacar la dotación del DS 3 Crossback Grand Chic. Los faros Matrix LED o los tiradores escamoteables son primicia en su categoría. Igualmente incorpora de serie las llantas de 18 pulgadas, el acceso manos libres Proximity, el multimedia con navegador y pantalla táctil de 10,3 pulgadas, el Head-up Display y el sistema de carga inalámbrica. En seguridad incluye frenada de emergencia automática con detección de peatones y ciclistas, alerta de cambio de carril y reconocimiento de señales, entre otros.
En opción, el paquete DS Drive Assist suma el control de velocidad de crucero activo con sistema de mantenimiento del centro del carril.
Fotos: Paloma Soria
TIPO DE MOTOR | Gasolina, 3 cilindros en línea, sobrealimentado |
CILINDRADA | 1.199 cm3 |
POTENCIA | 130 CV a 5.500 rpm |
PAR MÁXIMO | 230 Nm a 1.750 rpm |
V. MÁXIMA | 200 km/h |
ACELERACIÓN | 9,2 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 6,2 l l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.118 / 1.791 / 1.534 mm |
NEUMÁTICOS | 215 / 55 R 18 |
PESO EN VACÍO | 1.205 kg |
MALETERO | 350 l |
PRECIO | 33.800 € |
GAMA DESDE | 23.700 € |
CUOTA RENTING | n.d. |
LANZAMIENTO | Abril de 2019 |