El anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que pretende llevar a cabo el Ejecutivo de Pedro Sánchez está pensado para conseguir una movilidad más sostenible. Buscan mejorar la calidad del aire y contribuir a que los usuarios apuesten por vehículos más ecológicos. Pero a la vez, es una iniciativa que perjudicará, y mucho, al sector automovilístico, algo que podría desencadenar numerosos problemas económicos, sociales y políticos.
El objetivo es conseguir que en 2050, nuestros desplazamientos sean mucho más ecológicos, pues todos tendremos que circular con coches eléctricos por las carreteras. Por eso, han empezado a resolver algunos de los problemas más inminentes, como por ejemplo aumentar los puntos de recarga nacionales obligando a las gasolineras a incluirlos en sus instalaciones.
Sin embargo, hay otros problemas para los que todavía las soluciones parecen difusas. Por ejemplo, ¿qué pasará con todos los ingresos que se obtienen gracias a los impuestos de los automóviles más contaminantes? ¿Cómo compensará el Gobierno la escasez de ingresos por venta de combustible? O ¿cómo conseguirán que el desarrollo y la compra de vehículos eléctricos prosperen tanto que todos los españoles tengan, exclusivamente, coches de este tipo en sus garajes? Investiguemos los detalles…
Agujero en la economía
No podemos negar que el planteamiento o, por lo menos la intención es buena. Tenemos que sumarnos a la lista de países que luchan por preservar y cuidar el medio ambiente, pero ¿a qué precio? Tal como publican en ABC.es, si prohibimos la venta de coches gasolina, diésel e híbridos, el Estado dejará de ingresar aproximadamente unos 23.000 millones de euros anuales. Una cifra que no puede pasar desapercibida.
De hecho, explican que el sector automovilístico supone el 10% del PIB español. Solo el año pasado se recaudaron unos 28.200 millones de euros gracias a las tasas ligadas a los automóviles, algunas de las cuales se seguirán cobrando, pero otras no. Los coches eléctricos o de cero emisiones están exentos de pagar ciertos impuestos como el de matriculación o el de circulación, por lo que estos ingresos se reducirán considerablemente.
Además, por la venta de combustibles se suelen obtener cerca de 20.000 millones de euros, un dato que dudosamente podremos conseguir con el pago de la energía que necesitan las baterías de los eléctricos, pues una de sus ventajas es que estos costes son inferiores. Todo esto sin contar con desventajas sociales como el aumento del paro si este sector se altera de tal manera. A día de hoy se calcula que el 9 % de la población activa de nuestro país se dedica al mundo del motor, por lo que podría tener graves consecuencias para muchos ciudadanos.
Renovación del parque nacional de vehículos… ¿extrema?
Este mismo medio también expone que el hecho de que solo puedan circular eléctricos en unos años implica que las ventas de este tipo de automóviles tendrían que multiplicarse. Hablamos de cambiar nada menos que 25 millones de coches en poco más de tres décadas. Por tanto, habría que vender casi el doble de vehículos que se venden al año en el periodo comprendido entre 2040 y 2050 para llegar al objetivo.