Fue una de las medidas anunciadas hace unas semanas por el Ayuntamiento de Madrid. En línea con las políticas puestas en marcha por el consistorio, se hizo pública la intención de eliminar la zona azul del centro de la capital. Así, solo quedará la conocida como zona verde para que los coches puedan aparcar dentro de la M-30; y esta, como es sabido, tiene sus limitaciones: es solo para residentes.
La zona que se pretende restringir, la azul, es una de las cuatro del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER). En ella puede aparcar cualquier usuario durante un tiempo máximo de cuatro horas; esté empadronado o no con su coche en Madrid. De esta forma se sigue en la línea de eliminar el tráfico de coches no residentes en la capital dentro de la “almendra” central. En barrios como Las Letras, Ópera, Cortes y Embajadores ya se implementó esta medida; y ahora el Área de Prioridad Residencal (APR) continúa su expansión.
Y, ¿cuándo eliminarán la zona azul?
Tras la vuelta de las vacaciones, los madrileños y visitantes verán cómo va desapareciendo la zona azul. Como se ha explicado desde el Ayuntamiento, van a repintar las líneas en este tono y para dejar todas en verde; esto es, serán para uso exclusivo de residentes. A ciertas partes de Madrid solo podrán entrar, además, residentes, motos, coches cero emisiones, autobuses de la EMT, taxis y vehículos VTC y los de carga y descarga, según el actual plan.
En otoño desaparecerá la zona azul del primer lugar de la capital. Se comenzará con los aparcamientos de Malasaña y Chueca; se calcula que unas 700 plazas de aparcamiento se verán afectadas. Después, continuarán en las zonas de Las Vistillas, La Latina y Conde Duque. El lugar pionero en el que se implantará esta medida es el delimitado por las calles Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta, Génova, paseo de Recoletos, paseo del Prado, Ronda de Atocha, Ronda de Valencia, Ronda de Toledo, Gran Vía de San Francisco, Bailén, Plaza de España, Princesa y Serrano Jover; dentro de ellas se encuentra, por supuesto, Gran Vía.
Entonces, ¿dónde voy a poder aparcar en Madrid?
Como decimos, a no ser que se sea residente empadronado en Madrid y se cuente con la tarjeta identificativa que autorice a estacionar (y solo en el barrio en el que se vive), no se va a poder aparcar en ciertas calles y zonas. Si se incumple la normativa (comenzará en octubre; pero se multará a partir de febrero de 2019), se impondrá una sanción. Las cámaras se encargarán de comprobar las matrículas de los coches que pasen por las zonas para ver si tienen permiso o no.
El Ayuntamiento de Madrid pretende con estas medidas transformar la capital en una ciudad “más saludable, menos contaminada y ruidosa”. Tal y como recoge El País, se quiere dar “mayor protagonismo al peatón, la bicicleta y el transporte público”. Así, parece que los párkings se convertirán en los grandes beneficiados de la medida. La otra opción para los usuarios será aparcar en las afueras y trasladarse en transporte público. Precisamente muchos se quejan de la dificultad de llevar este plan a cabo por la falta de aparcamientos disuasorios en estaciones de metro y cercanías que están bien conectados con el centro.
Los problemas de estas medidas
Como vienen denunciando desde hace tiempo ciertas asociaciones, las políticas impuestas por el Ayuntamiento de Madrid van siempre en detrimento de los coches sin tener en cuenta la gran cantidad de ciudadanos (empadronados y habitantes de las zonas colindantes de la capital) que lo utilizan como principal medio de transporte. Por ejemplo, se calcula que solo en Gran Vía pasan a diario 80.000 vehículos, según El País. Y las medidas tomadas contra los coches más antiguos no contemplan la actual situación del parque automovilístico de nuestro país; los coches españoles son de los más viejos y cuentan con doce años de media.
Estas limitaciones solo están generando más problemas en las vías de acceso a la ciudad. El tráfico al que se impida circular por ella no desaparecerá por arte de magia de la capital; tan solo se cambiará el recorrido y taponarán otras vías de la ciudad. De hecho, las vecinos de la zona de Chamberí ya protestaron; temen que su barrio se convierta ahora en un párking para todos los que quieren visitar Malasaña o Chueca. Y la calle Sagasta, por ejemplo, está bastante más concurrida (por no decir atascada) desde que comenzaron las restricciones en Gran Vía.