Comienza la cuenta atrás. Solo falta un mes para que se cumplan los 6 meses desde la publicación en el BOE del Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros e impulsado por la DGT por el que entrará en vigor la nueva limitación de velocidad de nuestras ciudades que se establece en 30 km/h. Aunque esta tendrá matices pues habrá vías que puedan mantener su limitación a 50 km/h mientras que otras la reducirán a 20 km/h o incluso menos.
Los motivos están en la búsqueda de una reducción de la velocidad media y con esta la bajada de las víctimas por atropello. La DGT maneja un informe de la Organización Mundial de la Salud que revela que a 50 km/h se recorren unos 14 metros por segundo y que el riesgo de fallecimiento al sufrir un accidente a 50 km/h es cinco veces superior a si este se produce a 30 km/h.
Y, recuerdan, que en 2018 fallecieron 386 personas por atropello, un 21% del total de muertos en carretera, siendo el 69% de ellos de día y, de estos, el 66% eran mayores de 65 años.
Nuevos límites de velocidad en las ciudades
Son varios los cambios en los límites de velocidad que llegarán a nuestras ciudades. Y hay aspectos que quedan en manos de los equipos de gobierno de los municipios para seguir variando y rebajando los límites en algunas calles.
Las nuevas limitaciones quedan configuradas de la siguiente manera:
- 20 km/h: las calles peatonales que no tengan una separación física entre el asfalto y la acera. Son consideras de preferencia peatonal por lo que la velocidad se ajusta a la que llevan los peatones.
- 30 km/h: la mayoría de las calles. Las que cuentan con un carril o un carril por sentido.
- 50 km/h: las vías urbanas e interurbanas que tengan más de un carril por sentido. Se entiende que son calles anchas y cuyo tráfico y puntos de cruce estarán regulados por semáforos y no solo por pasos de peatones.
Sin embargo, queda en manos de los Ayuntamientos posibilidad de rebajar la velocidad máxima de algunas de estas vías. En ningún caso podrán subirla. Sí bajarla. Así, ya se pueden encontrar calles en las que esta velocidad máxima es inferior a esa limitación que le correspondería. El caso más extremo conocido es el de una calle de Pontevedra que ha bajado su límite de velocidad a 6 km/h.