A la hora de elegir el medio de transporte para ir al trabajo, se tienen en cuenta diferentes variables que influyen a la hora de la elección. La distancia entre el domicilio y el lugar de trabajo, la existencia de un transporte público cercano a la oficina o, como indica un estudio de BNP Paribas difundido por Arval, la presencia de duchas en los centros de trabajo. Con esta última condición, el 20% de los conductores madrileños utilizaría la bicicleta para ir a trabajar.
Dicho estudio, bautizado con el nombre “Movilidad en el entorno laboral“, y realizado a medio millar de empleados de la Comunidad de Madrid con motivo del Día Mundial de la Bicicleta, deja claro que, pese a que su uso no está muy extendido a la hora de ir al lugar del trabajo (un 66% no se plantea utilizarla), una quinta parte sí iría al trabajo en bicicleta, siempre y cuando se impulsara su uso mediante la creación de carriles seguros y el empleo de vestuarios en los trabajos.
Un 45% de los conductores encuestados señalan el vehículo personal como la mejor opción para llegar a sus puestos de trabajo, pese al inconveniente de tener que salir con un margen de tiempo por los atascos y la dificultad para encontrar aparcamiento.
Precisamente, casi la mitad reconoce llegar antes a su lugar de trabajo para buscar una zona donde aparcar, y aun así no se plantean cambiar de medio de transporte. La causa de esta negativa bien podría ser que la alternativa no es la adecuada, con una red de transporte sin paradas cercanas a la zona de trabajo o al domicilio, especialmente en las afueras de la capital.
Además, otro dato a destacar es que sólo uno de cada diez conductores comparte vehículo, y no por insolidaridad, sino por disponer de independencia. De hecho, casi la mitad estaría dispuesta a llevar a alguien desconocido en caso de tener el mismo itinerario de desplazamiento, y así evitar tener que desviarse de su trayecto más directo.