Comparamos el Skoda Karoq Ambition con el Peugeot 3008, ¿quién da más?

Texto: Karam el Shenawy Fotos: Paloma Soria.

Cuando parece que la bolsa de integrantes SUV está a punto de reventar, ahí aparecen marcas como Peugeot o Skoda para apretarla un poco más. La francesa ha optado por reinterpretar el 3008 , pasando de un monovolumen con tintes de crossover a un todocamino puro y duro; mientras que la checa sigue ampliando su cartera de SUV con el Karoq.

Aunque el camino tomado por ambos fabricantes es bien distinto, el objetivo es común: quitar al Nissan Qashqai el cetro de poder. Una labor complicada, cuanto menos, pero que intentarán ejecutar gracias a los motores de acceso que protagonizan esta comparativa.

Con tres basta

Bloques de tres cilindros que otros hubieran provocado más de una mueca de sorpresa entre los conductores, pero que gracias al apoyo de un turbocompresor ahora mueven con soltura vehículos que rondan los 4,40 metros y 1.340 kilos. Así, a un lado tenemos al 1.2 PureTech del 3008. Un motor de contrastado éxito que ha ganado los últimos tres años el premio al “Motor del Año” en la categoría de 1.0 a 1.4 litros. Declara 130 CV a 5.500 rpm, acompañándolo de un par máximo de 230 Nm desde las 1.750 rpm.

Frente a él, el 1.0 TSI del Karoq que, de no haber sido por la existencia del 1.0 EcoBoost de Ford, a buen seguro que hubiera recibido el mismo galardón que su rival en la categoría inmediatamente precedente. Tiene algo menos de ‘punch’ que el francés al generar 115 CV entre las 5.000 y las 5.500 rpm, así como un par máximo de 200 Nm que aparecen entre las 2.000 y las 3.500 rpm.

Sensaciones

Sobre el papel, las diferencias son mínimas, sobre todo a nivel de punta y aceleración; pero en la práctica, el mayor poderío del PureTech se hace notorio. A punta de gas, el francés tiene mucha más soltura, sintiéndose más contundente, pero también más ruidoso. Sube de vueltas con relativa facilidad, todo lo contrario que el Karoq, más remolón y perezoso por debajo de las 2.000 vueltas, obligándonos a echar mano de la transmisión manual para reducir una marcha y ganar algo de empuje.

Circunstancia que evitamos en el 3008, primero, por el empuje ya comentado y, segundo, porque nuestra unidad iba asociada a la caja automática con convertidor de par EAT6, con seis relaciones que, eso sí, añade 1.800 € a la tarifa final. Opción que también está disponible en su rival, aunque por un precio mayor (2.000 €) y optando por la DSG de doble embrague y siete marchas.

Dos mundos distintos

Pese a esta diferencia, el consumo medio real medido por nosotros fue muy parejo. Aunque homologuen 5,1 y 5,3 l/100 km, en el día a día, lo normal es que los dos ronden los 6,5 litros, con una mayor eficiencia para el Karoq.

Porque la filosofía del checo va enmarcada hacia una conducción más tranquila y sosegada, mientras que con el 3008, a poco que entremos en un tramo revirado, iremos directos a conectar el modo Sport situado en el túnel central. Y es que la puesta a punto del galo está más enfocada hacia el dinamismo, con una suspensión más firme y una dirección más directa, permitiéndonos enlazar las curvas con mayor facilidad. Por contra, el Karoq es más torpón en zonas sinuosas, donde aparece un balanceo excesivo de la carrocería. Carencia que palia con una calidad de rodadura superior cuando buscamos devorar kilómetros.

Observamos los detalles

El Karoq propone un salpicadero tradicional, con una enorme (y opcional) pantalla táctil de 9,2 pulgadas con función gestual, secundada por los mandos de la climatización analógicos. En cambio, el 3008 opta por una puesta en escena más arriesgada, con el peculiar i-Cockpit con pantalla táctil de 8,0 pulgadas o un volante pequeño, achatado en sus extremos y situado más abajo. Una solución obligada para que la vista no interfiera con el cuadro de instrumentos digital y configurable. Elemento, este último, que estará disponible próximamente en el checo.

En habitabilidad, ambos están muy parejos, aunque el 3008 está un punto por delante en lo que a anchura para los hombros y altura se refiere. En contrapunto, el Karoq ofrece una solución, opcional, más típica de un monovolumen que de un SUV: el sistema VARIOFLEX. No solo divide la banqueta trasera en tres asientos individuales, cada uno con desplazamiento longitudinal de 15 cm, sino que se pueden extraer para ganar más litros al maletero. Así, al volumen inicial, que oscila entre los 479 y 588 litros en función de cómo estén colocados (en el 3008 la cifra es de 520 litros), se puede llegar hasta los 1.810.

Cuestión de dinero

Por lo tanto, la decisión de compra irá encaminada, como siempre, al tema monetario. De base, la diferencia entre ambos, aplicando descuentos comerciales, es de 5.500 € en favor del Skoda. Ahora bien, el 1.0 TSI solo puede asociarse con el acabado más básico, Ambition, mientras que el PureTech está disponible con el Active (básico), Allure e incluso con el uno más deportivo, como es el GT Line. Según vayamos subiendo de nivel, su precio también lo hará, pero incluiremos mucho más equipamiento de serie. Porque aunque el Karoq parta de los 18.900 €, si sumamos los extras de nuestra unidad, la tarifa final queda estipulada en 31.574 €

Sea como sea, el Karoq y el 3008 no solo están llamados a triunfar dentro de sus respectivas gamas, sino que poseen argumentos de sobra (cada uno bien diferenciados) para ocupar el top tres del segmento. ¿Hay vida más allá del Qashqai? Esta comparativa lo acaba de corroborar.

Ficha técnica del Skoda Karoq AMBITION 1.0 TSI 115 CV

Ficha Técnica del Peugeot 3008 ACTIVE 1.2 PURETECH 130 CV