Enfrentamos a dos SUV de tamaño medio, Citroën C5 Aircross Vs. Opel Grandland X, hermanos en PSA pero con más diferencias de las esperadas.
En el mundo del automóvil lo de parecerse no está bien visto. Por eso, aunque comparten muchos elementos estructurales e incluso idéntico motor de gasolina, un diligente tricilíndrico de 130 CV, estos todocaminos, Citroën C5 Aircross por un lado y Opel Grandland X por otro, marcan el terreno definiendo personalidad: más originalidad y modularidad el francés frente a una propuesta de tintes más convencionales, pero bien ejecutada, la del alemán.
Si echa cuenta de la cantidad de SUV medios que actualmente ofrece el mercado sale más de la treintena, muchos más si abrimos un poco el abanico de tamaño compacto. Sigue siendo la categoría más demandada del momento y resulta obvio que ningún fabricante puede permitirse no estar en esta lucha.
Pelea en muchos casos fraticida, pues incluso dentro del mismo grupo se dirimen intensas rivalidades. Lo vemos de forma muy clarividente en el Grupo PSA, donde Citroën y Opel (los alemanes fueron comprados por la multinacional gala hace más de tres años) resuelven productos así sobre plataforma común. De hecho, es también la que da vida a los Peugeot 3008 y DS 7 Crossback, para añadir si cabe más competencia en la casa.
En el caso que nos ocupa, el diseño más arriesgado del Citroën C5 Aircross (parece más campero con esos característicos Airbumps plásticos laterales para proteger la carrocería de impactos) choca frontalmente con la planta sobria del Opel Grandland X, argumentario que define igualmente sus interiores.
Digital o analógico
Ahí de nuevo el modelo francés tiene ganado el pulso de la vistosidad, de largo. Lo digital manda, tanto para presentar la instrumentación (la velocidad se muestra en grande, bien visible, aunque el cuentarrevoluciones, a través de una barra horizontal, no sea muy intuitivo), moderna y colorista. En el salpicadero el sistema multimedia participa de ese lenguaje digital, con una pantalla táctil de buen manejo, si bien al integrar el climatizador obliga a desatender más la conducción que su rival para variar la temperatura.
En contraposición, el producto de Opel no desmerece por calidad de ajustes, pero el recibimiento es más austero. Presentación discreta, sin artificios ni materiales que sobresalgan demasiado, manifiesta en el cuadro de relojes (todo analógico, salvo por incorporar un pequeño display en el centro) y el salpicadero.
No obstante, con el uso el Opel Grandland X resulta convincente y práctico. Es un coche al que te adaptas rápidamente. Y, en cuestión de espacio, es muy habitable, amplio en todas sus cotas y con buen maletero.
En esto último, disponer de tres asientos traseros independientes da más juego a bordo del Citroën C5 Aircross. En realidad, las cotas interiores son similares, incluso detrás cede algún centímetro a lo alto, sin menoscabo de buena holgura para las cabezas en ambos.
Pero la posibilidad de mover cada butaca posterior de forma individual es uno de los ases que el de los chevrones guarda en la manga. Al mismo tiempo, permite ampliar o reducir la zona de carga (superior al Opel Crossland X) desplazando cada plaza.
Con tres basta
En marcha, ciñéndonos al rendimiento mecánico, la cosa está más igualada. Y no es para menos, porque ambos comparten el bloque tricilíndrico turboalimentado de gasolina 1.2 de 130 CV que montan unos cuantos modelos del Grupo PSA. A priori puede parecer poco motor, pero su funcionamiento resultan más que adecuado: sorprende lo que da de sí esta pequeña mecánica en coches de cierta envergadura.
Las prestaciones son ligerísimamente mejores en el Opel Grandland X, asunto que guarda más relación con la diferente aerodinámica y tara de cada uno (el Citroën Grandland X pesa más). Igualmente, el consumo es correcto, con medias reales que se mueven entre 7 y 8 l/100 km (como mucho, el Citroën C5 Aircross suma un par de décimas sobre estos valores).
A los mandos la impresión de poderío es similar, con mejor insonorización el francés. No es un tres cilindros especialmente ruidoso a velocidad mantenida, salvo en arrancada, donde suena con cierto carácter. También importante: vibra poco.
Digamos que corren lo suficiente y no hay la sensación de quedarse corto, salvo que vayan cargados a tope; adelantan con cierto brío llevando la aguja a la zona alta del cuentavueltas. Tampoco hay diferencias apreciables en las cajas de cambio, las dos manuales de seis relaciones, de movimientos de palanca suaves y algo largos.
Mayor confort
Hay otros condicionantes que sí separa a estos hermanastros. Citaba antes los asientos como una de las características destacadas del Citroën C5 Aircross; la otra es su sistema de suspensión. Incorpora una solución innovadora: los amortiguadores progresivos hidráulicos.
A grandes rasgos, un amortiguador adicional integrado actúa como tope del muelle, disipando y absorbiendo energía sin tener que recurrir a un tarado duro. Al contrario: el francés ofrece una suspensión muy suave, dejando que la carrocería ‘baile’ más en curvas y se balancee de forma más acusada en frenadas y aceleraciones.
Una vez acostumbrado a ese tono blando, la verdad es que es muy confortable. En carretera no merma la impresión de seguridad, y al abandonar el asfalto propicia una marcha más placentera y capaz para ‘tragar’ las irregularidades del terreno.
En cuanto al Opel Grandland X, desde su esquema más convencional es un todocamino de corte más asfáltico, muy competente: sin puntos flacos, todo lo hace con mucha corrección y equilibrio. Al fin y al cabo, su dirección lo guía con más precisión, con armonía en todos los elementos para propiciar una conducción muy destacable.
De precio no van muy desencaminados, aunque es cierto que el Citroën C5 Aircross (probado con acabado superior, como puede comprobar en la ficha) viene con más dotación. Para igualarla debería acudir al Opel Grandland X Ultimate o pagar por ese equipamiento aparte. Entonces la factura no es la misma, y la contienda se desequilibra.
Fotos: Paloma Soria
Ficha técnica Citroën C5 Aircross Puretech 130 Shine
TIPO DE MOTOR | Gasolina, 3 cilindros en línea, turboalimentado |
CILINDRADA | 1.199 cm3 |
POTENCIA | 130 CV a 5.500 rpm |
PAR MÁXIMO | 230 Nm a 1.750 rpm |
V. MÁXIMA | 195 km/h |
ACELERACIÓN | 10,5 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 6,1 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.500 / 1.860 / 1.654 mm |
NEUMÁTICOS | 205 / 55 R 19 |
PESO EN VACÍO | 1.479 kg |
MALETERO | 580-720 l |
PRECIO | 30.050 € (28.250 € con dto.) |
GAMA DESDE | 23.750 € (21.650 € con dto.) |
CUOTA RENTING | 521 € / mes* |
LANZAMIENTO | Noviembre de 2018 |
Equipamiento Citroën C5 Aircross Puretech 130 Shine
De serie: Pack Drive Assist: incluye frenada de emergencia automática con alerta de colisión, reconocimiento de señales y control de crucero activo; alerta de fatiga; control de ángulo muerto; asistente de luces de carretera; faros Full LED; sistema Grip Control; amortiguadores progresivos hidráulicos; control de descenso y ayuda de arranque en pendiente; lunas laterales delanteras laminadas e insonorizantes; portón trasero eléctrico manos libres; sensores de aparcamiento con cámara trasera; llantas de 19 pulgadas; asientos Advanced Comfort; tres asientos independientes en la segunda fila; instrumentación digital de 12 pulgadas; sistema multimedia 3D Citroën Connect Nav con navegador y Mirror Screen (Apple CarPlay y Android Auto).
Opcional: Pintura metalizada Gris Platino (550 euros); asistente de aparcamiento y cámara 360º (500 euros); cargador de móvil inalámbrico (150 t euros); asientos delanteros calefactables (500 euros); techo panorámico eléctrico (1.250 euros).
Ficha técnica Opel Granland X1.2 Turbo
TIPO DE MOTOR | Gasolina, 3 cilindros en línea, turboalimentado |
CILINDRADA | 1.199 cm3 |
POTENCIA | 130 CV a 3.800 rpm |
PAR MÁXIMO | 230 Nm a 1.750 rpm |
V. MÁXIMA | 197 km/h |
ACELERACIÓN | 10,4 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 6,4 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.477 / 1.856 / 1.609 mm |
NEUMÁTICOS | 215 / 65 R 17 |
PESO EN VACÍO | 1.370 kg |
MALETERO | 514 l |
PRECIO | 29.600 € (25.600 € con dto.) |
GAMA DESDE | 26.600 € (23.600 € con dto.) |
CUOTA RENTING | 493 € / mes* |
LANZAMIENTO | Marzo de 2018 |
Equipamiento Opel Granland X1.2 Turbo
De serie: Asistente de salida en cuesta; control de crucero; reconocimiento de señales de tráfico; control de ángulo muerto; freno de estacionamiento eléctrico; sensores de aparcamiento con cámara trasera; llantas de 17 pulgadas; kit de reparapinchazos; techo bitono; pilotos de LED; retrovisores exteriores eléctricos y térmicos; espejo interior fotosensible; encendido automático de luces con detección de túneles; climatizador bizona; radio IntelliLink 4.0 con pantalla táctil de 7,0 pulgadas, entrada auxiliar de iPod, MP3, USB, Apple CarPlay y Android Auto, control por voz y 6 altavoces.
Opcional: Pintura metalizada Azul Galápagos (750 euros); faros adaptativos inteligentes AFL LED (1.100 euros euros); parabrisas delantero calefactable (200 euros); techo panorámico (700 euros); Opel Connect (300 euros); sistema multimedia Navi 5.0 IntelliLink con pantalla táctil de 8,0 pulgadas, navegador y servicios conectados (1.200 euros); cargador de móvil inalámbrico (150 euros); rueda de emergencia (150 euros); llantas de 19 pulgadas (500 euros); asiento AGR para acompañante (400 euros); Selective NCAP Pack: incluye alerta de fatiga, frenada de emergencia, alerta de colisión frontal y sistema de mantenimiento de carril (600 euros); control de crucero adaptativo (900 euros); Pack Invierno: incluye asientos delanteros y volante calefactables (550 euros).