El Gobierno alemán ha sido el primero en Europa en redactar un código ético que regula la conducción autónoma. Entre los puntos más importantes del documento, destaca especialmente el hecho de que la protección de las personas se ha considerado primordial, por encima de los bienes materiales y que, en caso de accidente inevitable, el vehículo no tendrá preferencias por edad, sexo ni constitución física, ni cualquier otro rasgo que podría convertirse en discriminatorio.
Una comisión de 14 expertos liderada por un exjuez del Tribunal Constitucional alemán, Udo di Fabio, ha sido la encargada de crear estas nuevas normas que conforman las bases éticas de la conducción autónoma. Las nuevas soluciones de movilidad exigen que la normativa se adapte a la realidad y el caso alemán solo es el primer paso para que exista una regulación global.
¿Quién es el culpable del accidente?
Una de las dudas más repetidas al hablar de los vehículos autónomos es quién se responsabilizaría en el caso de que estuvieran involucrados en un accidente de tráfico. Para ello, en todo momento se debe definir si a los mandos del coche se encuentra un conductor o un ordenador. Estos datos de conducción se tendrán que almacenar de forma obligatoria para poder esclarecer qué ha sucedido durante el accidente. El conductor o propietario estará obligado a autorizar que se utilicen estos datos, ya que son los únicos que permiten estudiar quién tiene la culpa.
Además del nuevo código ético, Berlín ya dispone de una ley que permite al conductor retirar las manos al volante para acciones concretas, como buscar algo en internet. De momento, es obligatorio que una persona que tenga el permiso de conducir válido ocupe el puesto del conductor, por si en algún momento tuviera que tomar el control del coche. Asimismo, el sistema de conducción autónomo debe poderse desactivar en cualquier momento y este tiene que avisar al conductor, con la suficiente antelación, antes de que se desconecte con una señal sonora o luminosa.
