La privatización del servicio de radares permitirá a los conductores privados imponer multas en Francia
Francia planea privatizar los radares móviles a lo largo de este año. Las primeras pruebas de estos nuevos controles de velocidad comenzarán este mismo mes en Normandia. La privatización definitiva del servicio no llegará hasta septiembre.
La externalización del servicio de radares pretende multiplicar los controles y así cazar a más infractores. La cámara que incorporarán estos vehículos será prácticamente invisible y también funcionará cuando el coche esté en movimiento. De esta forma, los conductores no podrán saber dónde están situadas y tendrán que controlar la velocidad en todas las vías.
Se trata de un proyecto contemplado desde el año 2015 pensado para mejorar la seguridad en carretera. Actualmente, en las carreteras francesas hay 400 coches-radar en servicio, aunque en algunas ocasiones faltan medios humanos para movilizarlos a todos y suelen estar en funcionamiento durante una hora.
Con esta nueva medida, se duplicará el número de radares móviles y cada uno de ellos estará recorriendo durante 8 horas al día las carreteras. El Estado francés será el encargado de vigilar el buen funcionamiento del servicio y los operarios cobrarán por las horas trabajadas, no por las sanciones que impongan.
Los coches-radar privados, al detalle
Los vehículos contarán con un cinemómetro prácticamente indetectable y una pequeña pantalla en el centro del salpicadero. Para camuflar aún más a estos vehículos, los conductores irán vestidos como cualquier civil. Además, se prescindirá de un pasajero acompañante.
Estos coches-radar estarán continuamente en movimiento según una ruta prefijada. De esta forma, multarán a los coches con los que se crucen. Se aplicarán unos márgenes de tolerancia de 10 km/h, los mismos que están marcados en la actualidad. Si el posible infractor está adelantando al coche que lleva el radar móvil, el margen se incrementará hasta los 20 km/h.
Para saber qué ruta tienen que seguir, cada conductor dispondrá de un GPS con un itinerario marcado por la Administración. El radar contará con un sistema de cartografía integrada capaz de adaptar automáticamente la velocidad a la que hay que multar en función de las señales de cada tramo.
