El desarrollo de los coches eléctricos sigue perfeccionándose para convertirse en una alternativa de movilidad real y efectiva. Cada vez obtienen más representación en el volumen de vehículos que constituyen el parque nacional español. Pero todo apunta a que su uso puede traer consecuencias negativas para los talleres.
Según un estudio realizado por la consultora MSI, en el primer Observatorio de la Posventa Oficial organizado por Faconauto, la facturación de los talleres se podría reducir hasta un 70% de aquí a 2030. Esto se debe a que los eléctricos son vehículos más avanzados y con menos componentes que los que utilizan mecánicas de combustión. Por tanto, las reparaciones serán más sencillas, baratas y rápidas; si hablamos en términos de mecánica y mantenimiento.
Los coches eléctricos, el nuevo reto de los talleres
En este tipo de vehículos no es necesario cambiar los filtros de aceite ni de combustible. Tampoco hay embrague, ni tubo de escape, ni correa de distribución… Pero esto no significa que no deban hacerse reparaciones periódicas, como ocurre con el resto de vehículos. De hecho, sucede todo lo contrario.
Esta clase de automóviles puede experimentar problemas de diferente categoría. Por ejemplo, pueden sufrir fallos en el sistema de refrigeración, incidencias en el puerto de carga o en sus baterías (defectos en la carga, problemas en la autonomía, etc.). Por ello, quien trabaje con estos vehículos debe estar especializado en estos sistemas eléctricos y seguir unos protocolos más estrictos en las reparaciones. Algo que no se menciona en el estudio, pero que elevaría directamente los precios de las reparaciones; a mayor complejidad, mayor precio.
Los coches autónomos y el carsharing también afectarán a los talleres
En base a lo que expusieron desde MSI, los coches autónomos y los de uso compartido también serán determinarán los beneficios de los talleres. Sus previsiones apuntan a que los coches autónomos pueden llegar a suponer el 20% de las matriculaciones en 2030. Un hecho que beneficiaría a los talleres, ya que la complejidad de sus motores y de su tecnología requerirá unas reparaciones más específicas y, por lo mismo, se aumentarán los precios.
No obstante, al ser vehículos preparados para evitar accidentes, los talleres especializados en chapa y pintura serán los más afectados. Por otro lado, teniendo en cuenta que compartir coche es una tendencia cada vez más extendida, los vehículos destinados a ello, recorrerán más kilómetros y, por tanto, serán más propensos a necesitar reparaciones mecánicas. De hecho, según los datos, se prevé que aumenten un 40% la facturación de los talleres en los próximos años.