Antes, a la hora de elegir entre un coche diésel o uno gasolina nos planteábamos cuestiones como el consumo o el precio del carburante en las gasolineras, por lo que durante años los vehículos de gasóleo conseguían prácticamente todo el protagonismo en el mercado. Sin embargo, ahora, las nuevas normativas de emisiones han provocado un cambio considerable en la industria del motor. Las tornas se han cambiado y la situación de los diésel está cada vez más comprometida.
En algunos países, como Alemania, ya se han empezado a tomar medidas para restringir el paso de los coches diésel por las zonas con niveles más altos de contaminación. En otros, planean hacerlo en los próximos años y, por eso, muchos apuntan a que el final del diésel es algo inminente. Sin embargo, ¿estamos seguros de que son más contaminantes que los coches gasolina? ¿Es tan amplia la diferencia entre ambos? ¿Hablamos de medidas excesivas o necesarias?
Tal como explican en el Confidencial, un coche diésel con menos de 14 años de antigüedad podría ser incluso menos contaminante que un gasolina si analizamos sus cifras. Para hacerlo, han comparado los datos que se recogían gracias a las pruebas de emisiones NEDC. Precisamente, el ciclo de homologación de vehículos que estuvo vigente hasta el pasado sábado 1 de septiembre.
Estos datos, establecían que un coche diésel Euro 6 emitía la mitad de monóxido de carbono que un gasolina. Es decir, en cifras, el turimo gasolina presentaba 0,5 g/km de CO, mientras que el gasolina ofrecía 1 g/km. Así, en su análisis detectaron que los niveles de CO2 eran un 30 % superiores en los resultados de las pruebas de emisiones de un turismo gasolina, aunque este dato dependerá de cada modelo en cuestión. Eso sí, en términos de masa de hidrocarburos un diésel está en desventaja, pues ofrece 0,17 g/km frente a los 0,16 g/km de su oponente.
Sin embargo, ahora con las nuevas pruebas de emisiones, esto ha cambiado. Todos los vehículos obtendrán unos valores superiores en los resultados de los ciclos WLTP, por lo que estos datos ya no son exactos. Además, hay que destacar que, de momento, los resultados de estos nuevos exámenes no entrarán en vigor en nuestro país hasta 2020.
Algo que concederá una moratoria a los fabricantes de vehículos para que puedan desarrollar motores que respeten la regulación. Hasta entonces, utilizarán valores intermedios para definir cuánto contamina un vehículo. Es decir, una cifra que esté entre el nivel de emisiones que se obtiene de un vehículo con las pruebas NEDC y las WLTP.
A pesar de todo lo anterior, todavía hay más factores a tener en cuenta. Por ejemplo, el precio de los vehículos o los impuestos que habrá que pagar por tener un coche diésel en nuestro garaje. De momento, las regulaciones están en proceso y no sabemos qué ocurrirá con los vehículos que utilizan este combustible a largo plazo, ya que no tendrán tantas ventajas como antes.
Ahora cada vez representan un porcentaje menor en la cuota de mercado y su situación ha dejado vía libre al desarrollo de automóviles que funcionan con energías alternativas. Por tanto, ya no solo entran en juego los gasolina y los diésel, ahora también tendremos que plantearnos si nos conviene un híbrido, un híbrido enchufable o un eléctrico…