Son conocidas por muchos las ‘cajas negras’ que vienen instaladas en los aviones, cuyo objetivo es grabar conversaciones, mantener un mínimo de seguridad y, en caso de accidente, poder descubrir cuáles han podido ser las causas. Pero, ¿y si nuestros vehículos fueran capaces de incorporar estas cajas? ¿Sería posible profundizar aún más en las causas de los accidentes de tráfico?
Aunque de un tiempo a esta parte están empezando a aflorar en el mercado dispositivos que registran y graban desde varios ángulos lo que ocurre en el interior de un coche, la gran mayoría de ellos ya poseen un ‘caja negra’ de serie.
Hace unos meses, una mujer perdió la vida en Sevilla al chocar con el taxi que la trasladaba al aeropuerto con un camión de gran tonelaje. En un principio, la tecnología ‘culpó’ al taxista por su imprudencia, pero la tecnología acabó dándole la razón al señalar que él no pudo evitar la colisión porque se quedó para el vehículo bruscamente en la calzada al agotarse la gasolina sin previo aviso.
Este aviso fue posible gracias a Event Data Recorder (EDR). Posee el tamaño de una cajetilla de tabaco, se conecta a la central de los airbag y está situado bajo la alfombrilla del asiento del piloto. Su precio oscila entre los 100 y los 400 euros y, a diferencia de los aviones, no es capaz de grabar conversaciones, pero sí registra la velocidad del coche, la aceleración, los frenazos, el movimiento del volante y la posición del cinturón de seguridad.
Además, en caso de choque, la ‘caja negra’ es capaz de memorizar los últimos 5 segundos del trayecto, para crear una especie de mapa de recorrido en el que se tenga en cuenta desde qué punto pudo darse el accidente.
Llegar a esta tecnología no ha sido tarea fácil, entre otras cosas porque existen muchos expertos capaces de traducir la información alfanumérica que emite el EDR al conectarlo a un ordenador.
Desde 2010, el gobierno de Estados Unidos ha estado obligando a sus conductores a ofrecer la información que queda registrada tras un accidente, algo que en la Unión Europea todavía se sigue pensando. A raíz de esto, la incógnita legal es si cualquiera puede acceder al coche de un particular, desmontar el EDR y extraer información personal.
Ante esta duda, hay que dejar claro que la ‘caja negra’ puede ser manipulada por varias personas sin que ello suponga una intromisión, y menos cuando pueda servir para aclarar un fallecimiento. Al firmar un seguro, el tomador autoriza en una de las cláusulas a cualquier profesional o policía a analizar los datos libremente.