Circular con un coche autónomo en Madrid ya es una realidad. El desarrollo de los vehículos sin conductor cada vez está más avanzado y promete convertirse en una de las opciones de movilidad más extendidas en los próximos años. En este caso, los coches autónomos que circulan en Madrid lo hacen gracias al proyecto de Indra denominado Autocits.
Se trata de una iniciativa destinada a adaptar la conducción autónoma a la normativa, los centros de control de tráfico y las infraestructuras de diferentes países. Por lo que además de Madrid, pretenden extender su proyecto a otras ciudades europeas como París o Lisboa. De este modo, a la vez que facilitan la inclusión de los vehículos sin conductor y promueven su convivencia con los demás automóviles, buscan que Indra sea un referente que lidere las técnicas más vanguardistas de movilidad.
Por el momento, solo están disponibles tres vehículos de este tipo para llevar a cabo las primeras pruebas por la ciudad. Se trata de tres automóviles basados en el Mitsubishi i- Miev , que disponen de la tecnología necesaria para alcanzar el nivel 3 de autonomía. Es decir, aún requieren intervención humana para poder desplazarse; el único nivel donde no se necesita la interacción con es el 5, pero todavía es necesario seguir investigando y actualizando los sistemas para conseguirlo.
Así, para que puedan circular es necesario que un conductor y un ingeniero se encuentren en el interior, aunque no es necesario que ninguno de los dos sujete el volante (salvo para actuar ante incidencias o imprevistos de la vía). Son vehículos desarrollados por el Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA) y asegurados con Mapfre; superan los 80 km/h y actualmente se les puede ver en el carril VAO de la A-6. Más concretamente, entre la zona de las Rozas y la entrada a la M30, tal como indican en ABC.
El objetivo de este proyecto es, entre otras cosas, reducir el error humano en las carreteras. Para ello, facilitan las conexiones entre los vehículos y las autoridades de tráfico, mejorando su toma de decisiones. El método que han utilizado se basa en la instalación de unas cámaras de transporte inteligentes en este tramo; todas ellas distribuidas cada 500 metros, aproximadamente.
Estas cámaras se encargan de aportar más información al vehículo para ampliar sus competencias. Es decir, si hay un accidente, condiciones meteorológicas adversas o tráfico lento, por ejemplo, avisan al vehículo para que sepa cómo debe reaccionar. Gracias a esto, se consigue que el coche autónomo o su conductor tengan más tiempo para reaccionar ante un imprevisto. Algo que les aportaría más información y con la antelación suficiente para poder tomar la decisión correcta.