Citroën llegó tarde a la batalla de los SUV, aunque cuando lo hizo, lo hizo de forma decidida. Desde su posición de dominio en el terreno de los monovolúmenes, donde el Citroën C4 SpaceTourer (antiguo Picasso) sigue dando buenos resultados, tardó en apostar un segmento al alza y, precisamente, a causa de ese retraso, cuando lo hizo, sabía cuáles eran las directrices que marcaban los compradores y cuál la ruta que debía seguir. Un claro ejemplo de esto es el Citroën C5 Aircross que más arriba puedes analizar al detalle.
Se presenta con una imagen llamativa, que redunda en el lenguaje de diseño que ya se ha extendido en el resto de la familia Citroën y que le confiere una impactante frontal que no deja indiferente a nadie, una zaga de gran belleza y una silueta, que se alarga durante 4,5 metros y que ha reducido a presencia testimonial los reconocidos Airbumps.
Buen nivel de calidad
Antes de comenzar con el análisis hay que dejar claro que el modelo de la imagen cuenta con el acabado Shine, el más alto ofrecido en el Citroën C5 Aircross, por encima de Start, Live y Feel, y recibe detalles de excelente calidad. Se nota que el Grupo PSA cuenta con una marca instalada en el segmento Premium como DS. Esto se nota en los materiales empleados para confeccionar su habitáculo, el diseño y la percepción de calidad mezclando cueros, superficies satinadas y paneles mullidos.
Puede acoger a cinco ocupantes sin mayores problemas pues las plazas traseras son más anchas que en otros modelos de la competencia, aunque los viajes de larga duración puede hacerse demasiado largo. Así que mejor dos ocupantes atrás.
Las plazas delanteras llegan bien de espacio en el túnel de las piernas, la movilidad de los brazos y por encima de la cabeza y solo la presencia del techo panorámico resta unos centímetros que los más altos echarán de menos para disfrutar de una sensación de mayor holgura.
Con la regulación eléctrica de los asientos delanteros, solo los que superen los dos metros de estatura podrían dar con su cabeza en el techo.
Deleite tecnológico
Este modelo dispone de un motor PureTech de gasolina de dos litros turboalimentado que eroga 150 CV unido a un cambio manual de 6 relaciones. La palanca está en una posición algo baja aunque es de recorridos cortos y transiciones muy suaves.
El volante multifunción es relativamente fácil de manejar y desde aquí se puede controlar tanto el panel de instrumentación digital que sustituye a los relojes que se encuentran en los acabados más básicos y la pantalla táctil del salpicadero. En el primer caso es de 12 pulgadas, en el segundo de 9 pulgadas (este segundo es muy intuitivo y fácil de manejar).
Sin embargo echamos de menos que algunos mandos queden fuera del sistema de infoentretenimiento como el regulador del aire acondicionado o los relativos al equipo de audio. Además, los dispuestos en el salpicadero son táctiles por lo que no resultan del todo cómodos de utilizar durante la conducción.
Junto a la palanca de cambios se puede encontrar el freno electromecánico y el Grip Control desde el que pueden elegir diversos modos de conducción offroad: estándar, arena, todocamino, nieve y ESP Off. Sin embargo, dentro de la oferta del SUV de tamaño medio se podrá disponer de tracción total, al estar descartada esta opción junto a este modelo. La realidad indica que apenas tiene demanda en el segmento y que hay sistemas electrónicos y los propios modos de conducción que ayudarán a salir de muchas de las situaciones difíciles que puedas encontrar.
Sí, como decíamos al principio, Citroën, como marca generalista que es, llegó algo tarde al segmento de los todocaminos, pero cuando apostó lo hizo con unos productos convincentes y que se han sabido posicionar en las posiciones más aventajas del segmento. Además, pronto llegará la opción híbrida enchufable Citroën C5 Aircross Hybrid.