Hemos tenido la oportunidad de probar de nuevo el Citroën C4 Picasso y el Grand C4 Picasso. Ambos llegaron al mercado en junio de 2016, como un nuevo “restyling” de la segunda generación, llegada en 2013.
Pasamos a hablar de nuestras impresiones tras varios días al volante de estas unidades.
Cambio automático EAT6. Realmente me ha gustado cómo trabaja la caja de cambios automática de Citroën. Siendo de tipo convertidor de par, apenas se aleja de las buenas sensaciones que podemos encontrar en otras tecnologías de doble embrague. El hecho de que tengamos levas tras el volante aporta un extra, aunque dudo que acabes recurriendo a ellas durante la conducción.
Si aceleras con suavidad, las velocidades irán engranándose de forma fluida. Cuando necesites un impulso, pisa a fondo el pedal derecho y no te quedará otra que escuchar un sonoro motor revolucionado. Sobre todo, la mecánica de gasolina es especialmente ruidosa en estas maniobras.
Esta transmisión la puedes adquirir asociada a dos versiones de gasolina (131 y 165 CV) y a dos diésel (120 y 150 CV).
Absorción de baches. Pasar por encima de badenes, de cualquier otro pequeño obstáculo o atravesar un cambio de rasante no será un problema con este coche, ya que tiene una suspensión esponjosa y agradable. Eso sí, hazlo todo con el automóvil lo más recto posible, porque el balanceo lateral sigue siendo el “talón de Aquiles” de este vehículo (y del segmento del monovolumen en general).
Espacio interior. Pocos monovolúmenes pueden presumir de disponer de un habitáculo tan bien aprovechado como el del Citroën C4 Picasso (lo mismo con la carrocería Grand). Sobre todo, en su configuración con cambio automático, la zona del túnel central queda muy liberada, gracias a que el cajón puede desplazarse y hasta retirarse y a que la palanca selectora del cambio la encontramos tras el volante.
La sensación cuando estamos al volante es de una amplitud enorme y el contar con asientos individuales en las plazas traseras hace que sea uno de los pocos automóviles que recomendaría de verdad para transportar a tres pasajeros en ellas.
En el caso del Citroën Grand C4 Picasso, tienes dos plazas extra -tercera fila- que ocupan el espacio del maletero. Estos asientos los dejaría para algún desplazamiento puntual y no para viajes largos.
Capacidad de carga. Impresionante lo que cabe en la parte trasera de este vehículo, que homologa 537 litros de volumen de maletero en su carrocería convencional y de 643 litros si hablamos de la carrocería larga del “Grand”.
En este último, plegando las dos filas de asientos traseras te vas a encontrar con 1.843 litros. Pocos en su categoría son capaces de hacerle frente en este sentido. Prueba a meter una gran carga y no te olvides de llevarla correctamente asegurada.
Bien equipado. Aunque el diseño y el equipamiento esté algo obsoleto, no debemos olvidar que ofrece prácticamente de todo lo que uno puede esperar en un coche de este segmento: asientos calefatables, funciones de masaje, control de velocidad de crucero, portón trasero de apertura y cierre eléctrico y sistemas de ayuda a la conducción (me gusta cómo trabaja el “Lane Assist”). Realmente no encuentro nada en lo que no ofrezca una solución o alternativa al equipamiento de modelos más modernos.
Comportamiento en curva. Como ya hemos dicho antes, absorbe bien los baches, pero se balancea cuando el automóvil se sale de la línea recta. No da especialmente confianza a la hora de tomar curvas, lo que no quiere decir que no puedas tomarlas a una velocidad similar que con otros modelos del segmento que dan mejores sensaciones en este sentido.
En realidad, una vez que te acostumbras a su movimiento en las curvas, te puedes relajar en cierto sentido.
Entrega de la potencia. La falta de ella es más notable en marchas cortas y la echo de menos sobre todo en la unidad de 165 CV. Hasta que no llegamos a la parte alta del cuentarrevoluciones, no tenemos un par que nos recuerde a que estamos conduciendo un coche de esa potencia. Por otro lado, tampoco creo que sea lo que buscan los clientes de este segmento, por lo que puede que no sea algo que te resulte relevante o decisivo a la hora de comprarlo.
Diseño. Que sea un coche de 2013 (el de segunda generación) actualizado se nota. Las líneas intentan adaptarse a los nuevos tiempos pero el segmento SUV se está comiendo a los monovolúmenes en este sentido.
Tampoco parece importar a los conductores, que el año pasado lo colocaron como el más vendido de su categoría, con 13.879 unidades matriculadas. También han empezado bien los primeros meses de 2017.
Mejor optar por las llantas de 18 pulgadas bitono, que son opcionales y sustituyen a las de serie de 17 pulgadas.
Sistema multimedia. Sus dispositivos de información y entretenimiento no resulta demasiado intuitivo y no me parece que responda demasiado rápido a las órdenes que se le dan. Te va a servir y hará su trabajo correctamente, pero no termino de acostumbrarme a todos los botones que hay repartidos entre su consola central y el volante.
Como todo, puede ser cuestión de acabar haciéndose a su manejo.