El Citroen C4 Cactus posee un interior espacioso, más en la línea de un crossover urbano que de una berlina compacta. Así lo denomina Citroen, que actualmente ofrece la segunda generación del modelo. Este llegó en 2018 para convertirse en superventas de la marca, objetivo que ha cumplido con más de 13.000 unidades vendidas en lo que va de 2019.
El espacio del interior contrasta con el tamaño contenido del coche. Los asientos de las plazas delanteras son grandes, recordándonos a los de un monovolumen. Su comodidad se logra gracias al Advanced Comfort: se trata de varias capas de material mullido, capaces de integrarse con el cuerpo de los ocupantes.
En cuanto a la línea de tres asientos trasera, el hueco es algo más limitado, aunque suficiente para que tres personas viajen de forma más o menos cómoda. Las piernas cuentan con espacio para moverse, aunque las personas de más de 1,80 m tendrán una cierta incomodidad. En cuanto al techo, que puede ser panorámico, se rodea de una goma mucho mejor resuelta que la anterior versión del modelo. Por otro lado, las ventanillas traseras siguen siendo de compás.
La parte que han recibido más cambios del interior del Citroen C4 Cactus es la consola, que pierde la banqueta corrida en las versiones con cambio automático. Además, en la sección central de salpicadero aparece un conector USB. El cuadro de mandos sigue siendo digital, aunque su básico diseño no ha evolucionado. Destaca sobre todo su integración con funciones de navegación.
El último de sus grandes avances es el aumento de las tecnologías de conectividad. Se puede instalar el sistema Citroën Connect Nav, la función Mirror Screern con Android Auto o Apple Car Play. Es posible controlar las funciones multimedia desde la pantalla central de 7″, que ya existía en la primera generación (2014): es táctil, cuenta con navegación 3D y conexión Bluetooth para conectar el teléfono móvil.
Fotos (360 y estáticas): Paloma Soria.