Siempre se habla de autopistas y autovías en un mismo conjunto, como si fueran una única unidad de medida. No lo son, hay algunas diferencias entre ambas aunque sí comparten la mayoría de las normas de circulación que los conductores deben respetar en estas vías. La DGT nos recuerda cómo debemos conducir de forma segura aquí y recordamos alguna diferencia entre ambas.
Antes cabe ponderar que nuestra red de carreteras está compuesta por 15.500 km de autopistas y autovías, el 10 % del total, mientras que soportan el 55 % del tráfico diario de nuestro país.
En este aspecto, autopistas y autovías son prácticamente calcadas. Cuentan con características de construcción similares, tienen limitaciones de velocidad establecidos en 120 km/h, aunque estos se pueden rebajar por diversas razones, lo que supone que la velocidad mínima de circulación quede en 60 km/h.
Es esto lo que hace que los vehículos de menos cilindrada y potencia tengan restringida la circulación en estas vías. Quedan fuera los ciclomotores, vehículos de tracción animal y peatones. La única excepción está en los ciclistas, que sí podrán acceder a las autovías, cuando no cuenten con una ruta alternativa para llegar a su destino, mientras que tienen prohibido su acceso a las autopistas.
Muchas leyendas urbanas circulan acerca de cuál es la distancia de seguridad que debemos utilizar en nuestros desplazamientos. La teoría indica que es la que hay que establecer con el vehículo que nos precede para poder reaccionar y frenar en condiciones de seguridad en caso de que este realice una frenada brusca.
Esto es algo realmente difícil de calcular, especialmente en vías en las que las máximas son de 120 km/h y donde hay vehículos que se incorporan de carriles laterales mientras otros te adelantan y se sitúan inmediatamente delante sin ningún tipo de consideración contigo. Por ello, se recomienda dejar la mayor distancia con el vehículo que nos preceda aunque esa nos suponga rebajar nuestra velocidad en algunos momentos por debajo de esos 120 km/h que establece la vía.
Volvemos a recordar que hay que tener cuidado con algunas de las maniobras que realicemos teniendo en cuenta las velocidades a las que circulamos. Si vamos a salir de la autopista o autovía, hay que prepararse antes de salir por el carril lateral, situarse en el carril a la derecha (que es por donde debemos circular siempre), avisar de nuestra acción con el intermitente y comenzar a frenar con algo de antelación.
Lo mismo se puede decir cuando nos vamos a incorporar a una autopista o autovía. Hay que circular despacio en un inicio, calculando el momento en el que vamos a acceder a esta vía rápida y el lugar en el que lo vamos a hacer entre los coches que ocupan los carriles. Tenemos que incorporarnos sin perjudicar al tráfico que haya y siempre en condiciones de seguridad.
Además, quedan totalmente prohibidas maniobras como las paradas o estacionamientos (esto solo se puede hacer en lugares habilitados para ello), el cambio de sentido o la marcha atrás.
Si sufrimos un percance que nos obligue a circular de forma más lenta de lo necesario, debemos salir de la autopista o autovía en la salida más próxima. En caso de que nuestro vehículo no pueda avanzar, debemos parar en el arcén, poner un triángulo delante y detrás, a un mínimo de 50 de metros de distancia y que sea visible al menos a 100 metros.
Además, ninguno de los pasajeros debe andar por la calza. En estos casos sería conveniente que abandonaran el vehículo, se situaran tras la mediana, sin moverse y cada uno con su chaleco de seguridad.
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En la circulación me parece una tontería que por comer una Madalena sea multado un conductor es más importante los usuarios de la vía que no señalizan la maniobra con sus intermitencias o circulan mal en las rotondas o circulan por el carril de la izquierda