China se está planteando prohibir la producción y la venta de automóviles movidos por combustibles fósiles. Lo ha adelantado el viceministro de Industria y Tecnología de la Información, Xin Guobin, en un foro que versaba sobre el futuro de la industria del motor. La fecha que se está rumoreando es el año 2025, aunque aún no hay confirmación oficial.
El Gobierno de Pekín está estudiando la viabilidad de dejar de producir y vender los vehículos diésel y gasolina para ponerle freno al incesante incremento de la contaminación en el país. Seguiría los pasos de Francia y Reino Unido, que ya han anunciado medidas similares para los próximos años.
No se puede negar que el peso de China en la industria de la automoción se ha ido incrementando en los últimos años. De hecho, se trata del país con un mayor mercado mundial del automóvil. Solo durante el año pasado se vendieron más de 24 millones de coches, de los cuales medio millón correspondieron a vehículos eléctricos e híbridos.
Desde el Gobierno llevan años promoviendo que sus ciudadanos compren vehículos eléctricos e híbridos y, para reforzarlo, el próximo año se establecerán cuotas de ventas para este tipo de vehículos. Aún no han llegado a un acuerdo firme, pero la idea que están barajando es que estos vehículos alternativos alcancen un 8 % de cuota de mercado en 2018, un 10 % en 2019 y un 12 % en 2020.
China es uno de los países que ha apoyado el Acuerdo de París con el objetivo de limitar sus emisiones de carbono en 2030, al que también se han sumado países de todo el mundo. El problema con el país asiático es que, al tener un mercado tan grande, es más complicado implementar este tipo de medidas en un periodo corto de tiempo.
Hasta que se concrete la fecha de la prohibición, seguirán dando subvenciones millonarias a los vehículos alternativos como los eléctricos, híbridos o de pila de combustible. China se ha convertido en un mercado muy atractivo para compañías como Tesla, que ya está negociando con el Gobierno del país para construir fábricas allí.