Las empresas de cemento han recibido la noticia con optimismo. Sobre todo porque puede suponer un revulsivo para su sector, en crisis tras la caída de la construcción. Pero también será difícil que pueda competir con el asfalto en la construcción de la mayoría de carreteras, un material más barato, fácil de manejar y reciclable. No obstante, el hormigón puede resultar más útil de lo que parece.
Optar por construir una carretera de hormigón armado plantea una interesante serie de ventajas. Desde Anefhop, La Asociación Nacional de Fabricantes de Hormigón Preparado, defienden la “gran resistencia, estructura y capacidad de respuesta en cualquier situación climática” de su material. El hormigón, además, evita la propagación de incendios en los túneles, ya que no se quema como el asfalto.
Así, instan a las administraciones y empresas constructoras a plantearse el hormigón como una alternativa real al asfalto. Para ello han indicado recientemente un dato de la Asociación Española de la Carretera: uno de cada trece kilómetros de la red viaria presenta daños que necesitan ser reparados en más del 50% de la superficie. Una cifra que podría reducirse usando hormigón.
Anfehop destaca también la mayor vida útil del hormigón, estimada en 45 años, sobre una de asfalto, de 15. Una diferencia que tiene consecuencias sobre el ahorro de energía y costes para el mantenimiento, además de la reducción de un 60% del impacto ambiental, sobre todo en emisiones de CO2.
Sin embargo, el hormigón es más caro de fabricar que el asfalto (aunque más barato de mantener), además de no poder reciclarse. También presenta más complicaciones a la hora de sustituirse o para la instalación de tuberías, cableado, etc. En el capítulo de la conducción, el asfalto es la opción más confortable y menos ruidosa para el conductor, manteniendo, al mismo tiempo, unos altos niveles de agarre y estabilidad para el coche. Por otro lado, también se calienta más, resultando más abrasivo para los neumáticos.
A diferencia de otros países europeos, como Alemania, o americanos (Estados Unidos, México), el uso del hormigón para pavimentar carreteras en España es muy bajo. Este nuevo tramo de la A-33 será el primero de autovía que se construya con hormigón armado continuo.
La decisión de usar este material sienta un buen precedente para la industria cementera. El Gobierno ha accedido así a una reivindicación histórica de este sector, formando parte de un plan de dinamización entre el Ministerio de Industria y la patronal de cementeras Oficemen. En el plan se detalla un ahorro de 40 millones de euros en mantenimiento, además de otro en combustible de 39 millones, debido a que sobre el hormigón se reduce la resistencia de rodadura de los vehículos.